Fue su primera semana en el Congreso y vivió con desazón el doble impasse que tuvo el gobierno en el Senado con la fallida designación de Raúl Mera en la Corte Suprema y con el rechazo del proyecto de ley de reactivación económica. Ambos con desmarques oficialistas. Ese desorden en Chile Vamos, justamente, gatilló el cambio de gabinete en donde Claudio Alvarado dejó la Secretaría General de la Presidencia (Segpres). Era su lugar natural, para muchos, sin embargo, su paso fue efímero.

Ese cambio de gabinete, además, le dejó una nueva oportunidad: un cupo en el Senado, en reemplazo de Víctor Pérez, hoy ministro del Interior.

Claudio Alvarado —militante UDI— tiene experiencia en el Congreso. En 2008 y 2009 fue jefe de bancada de su partido y, en ese periodo, se lograron varias iniciativas a punta de orden de la entonces Alianza. Luego, fue subsecretario de la Segpres, donde fue reconocido por lograr acuerdos con la oposición. El escenario hoy es distinto.

El parlamentario hace una reflexión: dice que la coalición y el gobierno también están en una transición —y no precisamente la de la pandemia— sino la de lograr otro tipo de relación: pensar en el colectivo, dice, debe ser lo principal.

En esta —su primera entrevista como senador por el Ñuble—, Alvarado es duro al catalogar el actuar de los “descolgados” del sector.

“Los parlamentarios de Chile Vamos, como primera reflexión, deben tener la convicción de que, ante todo, está el proyecto colectivo. Si no hay voluntad de subordinar los intereses individuales al colectivo, no hay directiva, no hay bancada y no hay gabinete que pueda resistir a ese desorden”, comienza señalando.

¿Su segundo análisis? “La crisis de Chile Vamos detonó un cambio de gabinete que tuvo como propósito incorporar a ministros de las distintas sensibilidades de los dos partidos más grandes de la coalición, por lo tanto, hoy no deberían existir excusas para votar en un sentido distinto al proyecto colectivo. Ahora, todos aquellos que estamos en el Parlamento, debemos tener un mínimo de disciplina. Aquellos que hoy solo buscan su rédito personal, están haciendo un daño profundo a la continuidad de la coalición. La crisis que vivimos no puede ser un simple tropezón, donde nos levantamos, cerramos las heridas, pero volvemos a cometer los mismos errores, no: tiene que haber una actitud distinta y una mirada de futuro”, afirma.

—Usted dice que el cambio de gabinete buscaba evitar desórdenes en la coalición, pero una semana después de esa renovación en los equipos, el gobierno perdió dos votaciones clave por desmarques oficialistas de Manuel José Ossandón y Juan Castro, de RN. ¿Qué falló nuevamente?

—Con mucha desazón miré la votación de los resultados del día miércoles, porque, en definitiva, en el caso del ministro Mera, es un juez que tiene una trayectoria intachable. No tener disponibles la totalidad de los votos de la coalición, estando los votos de la oposición, es impresentable. Si había algún problema mayor, que a cualquiera le puede suceder, lo que corresponde es dar cuenta a la bancada de que se está en un problema; si ese problema era de salud, pedir una licencia médica o pedir un pareo. Esto se podría haber solucionado si hubiese existido comunicación oportuna de los problemas que alguien tenía en ese momento. En el tema del beneficio tributario a las pymes, el senador Castro votó en contra de la idea de legislar y eso yo lo lamento profundamente, porque esta es una iniciativa de su gobierno; él llegó al escaño que hoy día ocupa bajo el alero de una coalición que íntegramente apoyó al Presidente Piñera, por lo tanto, lo mínimo que uno tiene que hacer es respaldar los proyectos del gobierno, que le dio la posibilidad de llegar a un escaño al Senado y que compartió un programa de gobierno y que más aún era un acuerdo con partidos de la oposición. Yo espero que esas conductas no se repitan. Si estas permanecen en el tiempo, pienso que hay que evaluar seriamente qué es lo que se hace con este desacople permanente. 

—¿Establecer sanciones, por ejemplo?

—No necesariamente, aquí no se trata de obligar a las personas. Todos debemos ser sinceros: ¿quiero seguir en un proyecto colectivo de Chile Vamos con proyección o quiero un camino individual? No podemos vivir un desgaste en cada votación no sabiendo si contamos con nuestra propia coalición. 

—El senador Castro justifica su voto diciendo que es un mal proyecto y que ningún ministro lo contactó. ¿Ese desmarque se puede adosar también a la falta de gestión de los ministros?

—En este tipo de situaciones, un parlamentario no puede dar como argumento para fundar su votación que un ministro no lo llamó. Si el ministro lo hubiese llamado, ¿él hubiese cambiado su voto? Si el senador Castro da como fundamento de que este era un proyecto negativo para las pymes, ¿por qué no lo advirtió antes? ¿por qué no manifestó sus reparos? ¿cuál fue su aporte para contribuir al proyecto? Cuando alguien quiere jugar a la individual, es mejor sincerarse y no buscar excusas.

—¿Usted advierte que, al desordenarse la propia coalición, cuesta más encontrar votos en la oposición? Ricardo Lagos Weber pidió en la Sala, este miércoles, que había que partir por casa al pedir apoyo...

—La base para buscar cualquier apoyo en la oposición —y cuando uno es minoría en el Congreso— es tener ordenado a los propios. Cuando la oposición hace esa crítica, tiene razón. Si nosotros no somos capaces de tener nuestros propios votos, el destino que nos depara es muy malo políticamente. Hay que tomar plena conciencia; ojalá estos desmarques sean de carácter puntual. En caso contrario, el futuro de Chile Vamos se va a complicar en demasía. 

—Usted fue parte del acuerdo transversal de junio con la oposición. ¿Cómo vio ese rechazo ahora de un proyecto clave de ese paquete de medidas?

—El 14 de junio, establecimos con la oposición un acuerdo que establecía cómo proteger el ingreso de las personas, cómo generar incentivos para la reactivación económica, recuperar los puestos de trabajo en un marco económico presupuestario responsable; y ahora, la propia oposición desconoce lo que escribió de puño y letra. ¿Qué sentido tiene hacer un esfuerzo para llegar a acuerdos, destinar horas de trabajo técnico y político para que, después, cuando se materialice el proyecto de ley -que son fiel reflejo del espíritu acordado- se desconocen? Eso hace daño a la política; afecta a la confianza ante la ciudadanía y a la confianza entre los pares. No me había pasado nunca que no se respetara lo que se suscribió en una carta. 

—La oposición dice que si se habla de no cumplir la palabra empeñada, entonces, el gobierno no cumplió y repuso una norma sobre depreciación instantánea para activos intangibles...

—Mire, eso ha sido una demanda histórica de la oposición en la discusión de todas las leyes de presupuesto, de tener beneficios para ese tipo de actividades y potenciarlas económicamente hablando. Yo puedo dar fe de que, cuando teníamos el borrador de este proyecto —y se incorpora la norma que dice relación con este beneficio tributario a este tipo de empresas—, sometimos a los técnicos de la oposición su consideración del proyecto de ley, previamente, para tener garantías de que no íbamos a tener problemas en el Congreso. 

—La oposición también dice que el gobierno no ha considerado un nuevo contexto, diferente al de ese acuerdo, y reclaman el tono de Ignacio Briones…

—Durante la discusión de ese acuerdo, todos aportamos con ideas de qué era lo bueno para salir de la crisis económica que generaba la pandemia y todos llegamos a la conclusión —ministros, senadores, técnicos— de que era necesario entregar beneficios tributarios a las pymes. No hubo dos opiniones. Por lo tanto, el contexto desde la fecha que sostuvimos el acuerdo a cuando votamos el proyecto, no ha cambiado en nada respecto del objetivo que el proyecto tenía. Entonces, muchas veces se ve una oportunidad política o buscar otros elementos que no estaban consensuados y tratar de presionar para que sean incorporados luego. Si el proyecto de ley se mantiene tal como está en la mixta, ¿van a dejar caer los beneficios tributarios para las pymes? Aquí todos tenemos que actuar de manera transparente. Es más transparente y legítimo decir ‘sabe, participé de este acuerdo, pensé que era bueno, hoy día no parece y reconozco que me equivoqué’. Pero no busquemos excusas, de que el tono del ministro, si recibió o no a las pymes; hagámonos cargo de nuestras decisiones.

—En 2008 y 2009 usted fue jefe de bancada de la UDI cuando era diputado y en esos años se lograron varias medidas fruto del orden del sector en las votaciones como una acusación constitucional contra Yasna Provoste. ¿Por qué eso dejó de ocurrir, lo adosa a la diversidad de hoy de Chile Vamos?

—Hoy muchas veces se tiende a privilegiar la posición individual que el objetivo colectivo. Pero quiero ser optimista y pensar que todavía estamos en la fase de transición hacia este nuevo trato. Espero, sinceramente, que estas situaciones no se vuelvan a repetir, porque no hay liderazgo que resista este desorden.

—¿Usted es de la idea, como lo han planteado en la UDI, de que los partidos se deben achicar?

—Antiguamente, cuando existía una diferencia respecto a una posición a apoyar como partido, los parlamentarios expresábamos con franqueza y libertad dónde estaban las dificultades para apoyar. Al mismo tiempo, teníamos la disposición de escuchar argumentos que pudieran superar las diferencias y lográbamos planteamientos comunes. A lo mejor nos falta escucharnos, exponer nuestras miradas y lograr ese planteamiento común.

—En marzo, la crítica más latente de Chile Vamos era que el gobierno, primero, llegaba a acuerdos con la oposición; que los propios parlamentarios se sacrificaban con rechazar ideas ante la opinión pública de las que luego el gobierno terminaba cediendo a petición de la oposición. ¿Lo advirtió así?

—No. Cuando un gobierno es minoría en el Congreso y se necesita sacar adelante iniciativas como la reforma tributaria, la reforma previsional, una ley de migraciones, uno tiene que buscar acuerdos. Y uno siempre parte de la base de que el sector propio está disponible para apoyar los proyectos que son del gobierno. Quizás hay que mejorar el diálogo para que las personas que lideran Chile Vamos al interior del Congreso estén al tanto del avance de esas negociaciones y no existan sorpresas. 

—¿Le dolió este desorden que le terminó costando el cargo en la Segpres?

—Yo siempre he sostenido una máxima: lo peor que le puede pasar a un gobierno es perder con los votos propios. Y perdimos así; de manera abrumadora (con el retiro del 10% de las AFP). Eso provocó lo que estamos viviendo hoy: revisar la relación entre el gobierno y sus partidarios. Ahora, nada de eso será suficiente si no existe una autocrítica en los partidos de cómo se mejoran los procedimientos internos para que se actúe en unidad. La verdad: no es grato no contar con el apoyo firme de la propia coalición. Pero quiero pensar que son episodios puntuales. Hoy hay que pensar en entregar soluciones a las personas que lo están pasando mal. Esas soluciones van a llegar de mejor manera si estamos todos comprometidos. 

—¿Y usted no hace una autocrítica de su gestión en la Segpres?

—Ante un proyecto con la popularidad que tenía el retiro de fondos, con la presión ciudadana y sin liderazgos ordenadores al interior de los propios partidos, en ese minuto, cualquier gabinete hubiese tenido el mismo resultado.

—Pero el liderazgo de la UDI, su partido, se mantiene a la cabeza con Jacqueline van Rysselberghe. ¿Ella debe reparar alguna actitud?

—Tenemos que procurar descubrir, con los liderazgos que existen, de qué manera los procedimientos, al interior del partido, promuevan un objetivo colectivo y se subordinen los objetivos de carácter individual. En la medida que avancemos en eso, no vamos a tener ningún problema. De hecho, la UDI no ha tenido problemas en las últimas votaciones. Ninguno.

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