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El "asesino número uno" del apartheid que saldrá en libertad

El "asesino número uno" del apartheid que saldrá en libertad
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Eugene de Kock fue condenado en 1996 a dos cadenas perpetuas y a 212 años de cárcel.

AFP

El ministro sudafricano de Justicia concedió este viernes la libertad condicional a Eugene de Kock, un coronel sudafricano de la policía del apartheid, conocido como el "asesino número uno" del régimen, responsable de secuestros, torturas y asesinatos de opositores.

"En el interés de la reconciliación nacional, decidí poner a De Kock en libertad condicional", declaró el ministro Michael Masutha, que añadió que las condiciones de su liberación no se darán a conocer. 

De Kock fue condenado en 1996 a dos cadenas perpetuas y a 212 años de cárcel por su labor al mando de una unidad antiterrorista de la policía, que reprimía a los activistas opuestos al régimen segregacionista de Sudáfrica. 

El antiguo coronel reconoció más de 100 actos de asesinato, tortura y fraude ante la Comisión para la Verdad y la Reconciliación (TRC), que se estableció en 1995 para esclarecer y, en algunos casos, perdonar a quienes confesaron crímenes durante el apartheid, un régimen que duró entre 1948 y 1994. 

En el interés de la reconciliación nacional, decidí poner a De Kock en libertad condicional
Michael Masutha

La TRC le concedió la amnistía por muchos de sus delitos, incluidos dos atentados con bomba y 12 asesinatos de militantes antiapartheid, pero se la negó por el asesinato de cinco hombres en 1992, al considerar que las víctimas no tenían ninguna relación con la guerrilla antiapartheid y que los actos no tenían, por tanto, ninguna justificación política.  

De Kock siguió, por tanto, en la cárcel. Durante su juicio, así como ante la TRC, se calificó a sí mismo como un "asesino de Estado" y dio muchos detalles sobre una multitud de atrocidades cometidas por su unidad secreta, justificando sus actos en el hecho de que cumplían órdenes políticas. 

El debate sobre los crímenes del régimen del apartheid se reavivó en los últimos días en Sudáfrica, a la espera de la decisión del ministro de Justicia.

Para muchos, los asesinatos, secuestros y torturas de De Kock eran crímenes demasiado odiosos para ser perdonados. Otros opinaban, sin embargo, que el antiguo oficial de policía era, además de un prisionero arrepentido, un chivo expiatorio para los numerosos criminales del apartheid que jamás fueron castigados. 

Tenía derecho a solicitar la libertad condicional desde hace siete años, pero su segunda petición había sido rechazada en julio, en contra de la recomendación de la junta de libertad condicional.

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