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Lula arranca su caravana para reconquistar Brasil

Lula arranca su caravana para reconquistar Brasil
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Recibido entre tambores y danzas bahianas, el expresidente recibió homenajes, besos y abrazos con un enorme cartel rezando a su espalda: "Brasil precisa de Lula y Lula nos necesita".

AFP

Arropado por sus bases, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva inició este jueves su caravana por el noreste del país, un viaje a sus raíces con el que pretende cimentar su regreso al poder y alejar la sombra de su condena por corrupción.

El icono de la izquierda latinoamericana puso a funcionar su maquinaria en Salvador, capital del populoso estado de Bahía, donde urgió a los militantes de un Partido de los Trabajadores (PT) en horas bajas a articularse para volver a la presidencia en las elecciones del próximo año.

"En 2018 vamos a colocar a una persona democrática para gobernar este país y tenemos que comenzar a organizarnos ya", afirmó entre los gritos de los alrededor de 3.000 seguidores que coreaban su nombre en un ala del estadio Arena Fonte Nova.

Aunque dijo que "falta mucho tiempo" para definir quién será el candidato del PT, la platea coreaba con ansias su nombre y estallaba en aplausos cada vez que su discurso hacia referencia a una eventual vuelta al poder. 

Recibido entre tambores y danzas bahianas, el expresidente (2003-2010) recibió homenajes, besos y abrazos con un enorme cartel rezando a su espalda: "Brasil precisa de Lula y Lula nos necesita". 

Y, de vuelta a la carretera como en los viejos tiempos, el veterano líder obrero parece determinado a seguir en el juego. 

"Tengo 71 años y las ganas de luchar como si tuviera 30. Quiero andar por este país para despertar la conciencia del pueblo", aseguró vestido con una camisa roja que portaba su propia caricatura, y sudoroso por la humedad de este histórico bastión izquierdista. 

Hasta este estadio que acogió partidos de la Copa del Mundo de 2014, Lula llegó en metro acompañado de decenas de simpatizantes como Antonia Silva Sampaio, una profesora de matemáticas que quiso apoyar al expresidente en el inicio de esta gira de tres semanas con la que recorrerá 28 ciudades.

"Brasil nació en Bahía y aquí es donde todo comenzó, por lo que es natural que Lula retome aquí su camino", dijo a la AFP esta veterana militante sindical.

Piedras en el camino 

A más de un año de las elecciones, Lula se encuentra en una encrucijada. Condenado a casi diez años de prisión por corrupción, y autorizado a recurrir en libertad, el exmandatario ha apostado por esta vuelta a sus raíces para luchar por un regreso que ahora parece improbable.

Nacido en Pernambuco, en pleno corazón del castigado nordeste, en estas áridas tierras conoció el hambre antes de que su familia emigrara a la industrial Sao Paulo cuando tenía siete años. 

La caravana "Lula por Brasil" se inspira en las "Caravanas de la Ciudadanía" que permitieron al exdirigente sindical visitar 359 ciudades del país entre 1993 y 1996. Seis años más tarde, se convertía en el primer presidente obrero del país.

Pero el Nordeste es, también, una de las regiones que más se benefició de sus ambiciosas políticas sociales, que contribuyeron a sacar a millones de brasileños de la pobreza durante sus dos mandatos.

Un legado con el que pretende reencontrase ahora durante una gira que ya se ha topado con las primeras piedras en el camino, como la decisión de un juez de suspender la entrega del título de doctor honoris causa que iba a recibir en una universidad del estado por no seguir los requisitos necesarios.

Con una impresionante tasa de popularidad de 80%, Lula era prácticamente intocable cuando dejó el poder en 2010, mientras Brasil volaba imparable impulsado por el boom de las materias primas. 

Pero hoy, el panorama ha cambiado considerablemente. Con el gigante emergente desplomado, el país lucha para salir de su peor recesión en un siglo cuando se cumple un año de que su sucesora y ahijada política, Dilma Rousseff, fuera destituida acusada de maquillar las cuentas públicas.

Amor y odio 

Tampoco los años han tratado mejor a Lula, cuya imagen se ha visto considerablemente empañada por los escándalos de corrupción.

El pasado 12 de julio, el exmandatario fue condenado a nueve años y medio de cárcel por el juez Sergio Moro, a cargo en primera instancia de la investigación Lava Jato sobre una gigantesca red de sobornos en Petrobras. 

Erigido por muchos como símbolo de lucha anticorrupción -y enemigo íntimo de Lula- el popular magistrado congeló también sus bienes y acogió poco después una segunda denuncia en su contra por otro caso relacionado con el mismo escándalo. 

El líder de la izquierda rechaza todos los cargos y los atribuye a una tentativa de las "élites" de bloquear su eventual candidatura presidencial. Eso ocurriría, en principio, si el fallo fuese confirmado en segunda instancia.

Mientras, los sondeos siguen situándole en cabeza en caso de que pueda presentarse, aunque los resultados deben leerse con cautela, ya que Lula es también la figura que despierta un mayor rechazo y analistas estiman que su ventaja podría fundirse cuando otros candidatos se lancen oficialmente a la carrera.

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