Con un apretón de manos entre el premier chino, Liu He, y los representantes comerciales de Estados Unidos, y sin acuerdo culminó la undécima ronda de negociaciones entre ambas potencias que buscan poner fin a la guerra comercial.
"Las discusiones entre ambas partes fueron constructivas, eso es todo lo que voy a decir. Gracias", dijo por su parte el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin a la cadena CNBC tras despedir a Liu a su salida de la oficina comercial de EEUU.
Ambas economías se volvieron a sentar a dialogar ayer, por dos días, intentando salvar un acuerdo comercial que apenas hace una semana parecía tener éxito. Sin embargo, con el recrudecimiento de las tensiones, Washington procedió a aumentar los aranceles a US$ 200 mil millones de productos chinos a un 25%, desde un 10% que había aplicado anteriormente.
Al respecto, el presidente Donald Trump explicó en Twitter que "en el transcurso de los dos últimos días, Estados Unidos y China han celebrado conversaciones francas y constructivas sobre la situación de la relación comercial entre ambos países. La relación entre el presidente XI y yo sigue siendo muy fuerte, y las conversaciones continuarán en el futuro. Entretanto, EEUU ha impuesto aranceles a China, ¡que pueden o no eliminarse en función de lo que suceda con respecto a futuras negociaciones!".
Más temprano, el presidente había dicho que "no había ninguna prisa" para alcanzar un acuerdo.
China ha prometido retaliaciones, pero aún se desconoce cuál será el impacto.
El fin de esta ronda supone extender la incertidumbre en torno al enfrentamiento comercial entre las dos mayores economías del mundo. De hecho, esta semana, los mercados recuperaron la volatilidad y Wall Street se dirige a cerrar su peor semana del año.
