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Mujeres Bacanas: Shabana Basij-Rasikh y la educación de las niñas afganas

Mujeres Bacanas: Shabana Basij-Rasikh y la educación de las niñas afganas
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Para poder recibir educación tenía que ir disfrazada de niño al colegio. Hoy es la promotora de escuelas de liderazgo que ofrecen educación de calidad internacional a las niñas de su país.

Para recibir educación Shabana Basij tuvo que vestirse de hombre cuando era niña. Llamado bacha posh en dari, esta es una práctica muy común en Afganistán, que data desde la invasión talibana que hizo ilegal, con pena de muerte, que las mujeres se educaran. Entre 1996 y 2001 cuando Estados Unidos comenzó a tener milicia presente en este país, las mujeres además tuvieron prohibición de participar en política y negocios.

Los padres de Shabana creían que sí era clave que su hija se educara y la enviaron cada día en Kabul, disfrazada de niño para poder estudiar en el colegio. Tras caer el régimen talibán, fue seleccionada por Estados Unidos para un programa de intercambio llamado Youth Exchange and Study (YES), donde hizo la secundaria y pudo ver desde afuera los desafíos que presentaba la educación en su país de origen, principalmente que sólo el 20% de las mujeres saben leer.

Tras obtener un título en Estudios Internacionales y de Mujer y Género en la Middlebury College en Vermont, Shaban quiso devolver la mano a su país y a las mujeres especialmente, quienes históricamente no han tenido acceso a educarse más allá de los 10 años. Al momento de la adolescencia no hay lugares ni profesores capacitados para enseñar, y menos para niñas. Así sus opciones se reducen a quedarse en su casa haciendo todas las tareas domésticas y cuidando a sus hermanos pequeños o casarse.

La idea de que las niñas salieran de su casa sin tener que disfrazarse de niño, que estuvieran en un lugar donde compartieran con gente de todas las provincias afganas y la necesidad de educarlas para que puedan salir al mundo empoderadas y traigan nuevas ideas a su país, dio origen a SOLA (School of Leadership of Afghanistan) en 2008. Shabana, con 24 años, comenzó con apenas cuatro alumnas un colegio tipo internado específicamente para mujeres, como forma de promover el pensamiento crítico y la creatividad en las nuevas generaciones, junto a una educación de calidad internacional. Además, SOLA promueve el respeto a la diferencia, por lo que todas las estudiantes deben firmar un pacto contra la discriminación étnica.

Aquí las niñas aprenden a conocerse, ser curiosas y creativas, en un lugar seguro y proactivo. A que no sientan vergüenzas de sus cuerpos y que los usen para aprender a hacer skateboard, escalar y andar en bicicleta. Basij-Rasikh quiere que más niñas tengan acceso y ambición de ser las primeras profesionales de distintas áreas en Afganistán, promoviendo la inclusión y la paz. Sin embargo debido a temas de seguridad y represalias por enseñar a mujeres, no se sabe la exacta localización del internado y el colegio debe tener guardias.

Hoy con 62 estudiantes, la ambición de SOLA es tener una subvención del gobierno para comprar un pedazo de tierra y construir un campus permanente para el colegio, de manera de albergar 25 alumnas más cada año y llegar así a 340.

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