“Permítanme unas reflexiones finales”. Con esta frase Rodrigo Vergara inició los últimos diez minutos de su presentación del Informe de Política Monetaria (IPoM) correspondiente a septiembre, la que se transformó en su intervención más política a solo tres meses que concluya su periodo de cinco años a cargo del Banco Central (BC).

El potente discurso de Vergara se dio luego que el Ipom revelara una disminución en la proyección de crecimiento del BC para 2017, la que se ubicó en un rango entre 1,75% y 2,75% comparado con el 2% y 3% previsto en junio.

“De darse este escenario, la economía completará cuatro años de crecimiento promedio anual en torno a 2%. Ciertamente, esto no es satisfactorio. Es algo de lo cual no sólo debemos preocuparnos, sino que debemos asumir como prioridad” fue el mensaje del Banco Central.

Fue al final de dicha intervención donde el economista quiso ir más allá y se refirió a la capacidad de las políticas monetaria y fiscal para lidiar con el ciclo económico, en medio del inicio del debate de la Ley de Presupuesto 2017 que está marcado por el proceso de desaceleración económica que enfrenta el país.

“Creo que es pertinente hacerlo, pues, tras años de bajo crecimiento y en un contexto de crecientes demandas sociales, las presiones sobre ambas se han incrementado y la forma en que las enfrentemos será clave para el devenir de la economía y del país”, dijo ante el pleno del Senado en Valparaíso.

Vergara, quien el próximo 10 de diciembre debería entregar su cargo al economista PS Mario Marcel, planteó que es evidente que ni la política monetaria ni la fiscal pueden “eliminar” el ciclo económico, ni menos afectar el crecimiento tendencial de la economía. Sin embargo, “sí están capacitadas para suavizar el ciclo y ayudar a un ajuste sano de la economía tanto a shocks internos como externos”.

De todos modos, aclaró que la capacidad de éstas para suavizar los efectos  de los ciclos es proporcional a la sostenibilidad de mediano plazo de estas políticas. “La razón es muy simple: las decisiones económicas — pensemos por ejemplo en la inversión— dependen tanto de los efectos que dichas políticas tengan hoy como de los efectos que los diferentes agentes económicos esperan que tendrán en el futuro”, afirmó.

Por esta razón manifestó que aunque en un principio se estime que los efectos de cierta acción de política pueden ser muy potentes, “si los agentes juzgan que dicha política no es coherente en el tiempo con los equilibrios macroeconómicos, su impacto será bajo y hasta podría llegar a ser contraproducente”.

En el caso de la política fiscal, Vergara reconoció que este problema ha sido encarado adecuadamente en Chile al instaurarse una regla que establece que el gasto del Estado debe ser coherente con la capacidad de la economía para generar ingresos en el mediano plazo. “Esta es una regla de política que ha sido observada con atención e incluso imitada en otros países. Abandonarla no solo puede provocar problemas en el futuro, sino que puede reducir hoy el efecto macroeconómico del gasto fiscal”, afirmó.

De esta forma, el presidente del BC enfrentó directamente a los sectores políticos que abogan por un aumento del gasto fiscal que permita reimpulsar el dinamismo económico aunque esto implique alejarse de la meta de balance estructural. Sin embargo, aclaró que esto no significa que él esté abogando “por la inflexibilidad total ni por el apego mecánico a la regla”.  “Mi preocupación apunta más bien a si ya hemos agotado esos grados de flexibilidad”, apuntó.

De hecho, el líder del instituto emisor recordó que hace poco más de un año se modificó el objetivo inicial de alcanzar el déficit cero en 2018, para posteriormente adecuar la convergencia a dicha meta al recálculo de las estimaciones de precio del cobre a largo plazo y del PIB tendencial, disminuyendo el déficit en 0,25 puntos porcentuales del PIB por año.

“Sin duda que esta es una manera de ajustarse gradualmente a los nuevos límites que la regla pone al gasto fiscal, pero evidentemente implica que, en un ciclo donde los parámetros claves se revisan a la baja, estaremos mayor tiempo gastando por sobre los ingresos de mediano plazo”, reconoció.

Vergara reconoció que factores como la baja deuda neta del fisco, “herencia de una política fiscal responsable”, ha permitido hacer este ajuste gradual sin mayores sobresaltos. Sin embargo, planteó que los espacios son limitados y la deuda ha ido en aumento. En este contexto, e involucrándose claramente en las políticas públicas que lleva adelante el actual gobierno, reconoció que su preocupación está en que “la acumulación de compromisos termine tensionando las finanzas públicas”.

Defensa a la política monetaria

En su presentación, el presidente del BC también hizo una férrea defensa de la política monetaria llevada adelante durante su gestión. “Desde fines de 2013 hemos llevado adelante una política monetaria claramente expansiva, de hecho, de las más expansivas entre las economías emergentes”, aseguró.

Según el líder del ente rector, las tasas reales de corto plazo han estado en terreno negativo o levemente sobre cero durante este tiempo, contribuyendo a que las tasas de mediano y largo plazo se ubiquen dentro de los niveles más bajos de la historia.

“Más allá de que este episodio ha llevado a una inflación por sobre el rango de tolerancia, lo clave desde el punto de vista de la política monetaria es que las expectativas de inflación siempre han estado ancladas a la meta. Y si en algún momento pareció que se podrían desviar, actuamos prontamente para que eso no sucediera. En esto, no tengo ninguna duda, ha sido clave la historia de decididas acciones del Banco Central de Chile que dan cuenta de su disposición de cumplir con su mandato constitucional de mantener inflaciones bajas y estables”, afirmó.

El economista reconoció además la importancia de aplicar políticas que beneficien al crecimiento de mediano y largo plazo, por sobre las que se utilizan para “suavizar” los ciclos. “Debemos pensar con especial cuidado cómo lo afectan las distintas políticas que se adopten, y privilegiar aquellas que lo fortalecen. Sin crecimiento, simplemente, no hay recursos para profundizar las políticas sociales”, aseveró.

Para concluir, Vergara aseguró que somos uno de los pocos países de la región que ha logrado llegar al borde del desarrollo. “En el pasado, otros desperdiciaron dicha oportunidad. Aprovecharla solo depende de nosotros. Los ciclos de las materias primas y los vaivenes internacionales van y vienen. En el largo plazo los países son dueños de su propio destino y detrás de aquellos que se desarrollaron y le dieron un mejor nivel de vida a su población están las buenas políticas públicas que hicieron”, puntualizó.

TPM y recesión técnica

La presentación de Vergara sirvió también para enfrentar las presiones del mercado por una reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM) ante la contención de las presiones  inflacionarias, luego que en julio el IPC anual se ubicara nuevamente dentro del rango de tolerancia del BC.

“De consolidarse el escenario macroeconómico que se ha conformado en los últimos meses, con condiciones financieras externas que, aunque volátiles, son más favorables que lo previsto en junio, donde las holguras de capacidad son acotadas y con un retorno algo más pronto de la inflación a la meta, no se advierte la necesidad de nuevos incrementos de la TPM en el horizonte de política”, afirmó.

De hecho, planteó que el supuesto de trabajo del ente rector considera que la tasa se ubicará en su actual nivel (3,5%) durante los próximos dos años. No obstante, aclaró que como siempre, “la implementación de la política monetaria y eventuales ajustes en la TPM serán contingentes a los efectos de la nueva información sobre la dinámica proyectada para la inflación”.

Asimismo, Vergara descartó que estuviera en el escenario base del BC que el país entre en una recesión técnica en los próximos meses, tal cual aseveró un estudio publicado esta semana por BBVA. “Eso se hace mirando los Imacec trimestre a trimestre desestacionalizados, que son muy volátiles”, afirmó.

Al respecto, el economista explicó que en el primer trimestre de este año tuvimos un crecimiento trimestre a trimestre respecto del último trimestre del año pasado de sobre 4% “y nadie habló de que estábamos en una recuperación fuerte. (…) Hay que tener cuidado con sacar conclusiones demasiado definitivas al respecto”, afirmó.

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