El documental de Netflix "Antares de la Luz: La secta del fin del mundo", el que fue dirigido por Santiago Correa, se estrenó este jueves en la plataforma de streaming. 

En conversación con La Tercera, Correa contó que para realizar el documental primero se contactó con Jaime Undurraga, padre de Pablo Undurraga. Éste último fue miembro de la secta de Antares de la Luz y fue condenado por homicidio calificado

Sobre esa conversación con Undurraga padre, el documentalista contó: "Me dijo que a él ya lo había convencido, pero que tenía que hablar con su hijo. Un día estaba paseando a mi perro y recibo un llamado de un número desconocido y era Pablo. Nos quedamos conversando como una hora y media".

"Creo que hubo varios cosas importantes que surgieron de esa conversación. Una de ellas es que Pablo vio en mí a alguien que de verdad le interesaba conversar desde el punto de vista más psicológico, desde el control mental destructivo, y no tanto desde el crimen, que había sido una constante durante todo este tiempo", agregó. 

 Para Correa, "este caso se presenta como una historia especial, porque las víctimas se transforman en victimarios. Eso hacía que esta historia se metiera en una zona de grises, en donde cada uno tiene su propia interpretación". 

La muerte del hijo de Antares de la Luz

Según detalla el libro "Cinco gotas de sangre: Historia íntima de Antares de la Luz" de la periodista Verónica Foxley, Natalia Guerra fue llevada a una clínica Reñaca y —en un parto no programado y sin controles previos— tuvo a su hijo y lo bautizó como Jesús. El bebé pesó tres kilos cuatrocientos ochenta gramos y midió cincuenta centímetros. 

La joven no tenía ropa para el bebé y parecía despreocupada ante los ojos de una de las matronas del recinto, por lo que en la ficha médica anotó: "Se habla con la madre sobre la ropa del recién nacido y si desea visitarlo en nurseryNo denota preocupación y manifiesta que nadie sabe de su presencia en la clínica".

Madre e hijo fueron dados de alta y dos días más tarde el bebé fue llevado a una clínica donde le realizaron los exámenes que, de manera obligatoria, se le realizan a todos los recién nacidos. 

De esa forma, el equipo médico le tomó una muestra de sangre que permitieron contrarrestar el ADN de los restos hallados calcinados en la hoguera que prendieron los integrantes de la secta de Antares en Colliguay, una pericia que fue clave en el caso. 

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