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Medicina hiperbárica llega al hospital Barros Luco: Estos son sus beneficios

Medicina hiperbárica llega al hospital Barros Luco: Estos son sus beneficios
José Rojas
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La cámara tiene un valor aproximado de medio millón de dólares, y permitirá que pacientes del servicio público tengan un servicio de nivel mundial. El director de la unidad explica a T13.cl quiénes pueden acceder a ella.

Este jueves en el Campus Sur de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, vinculado al Hospital Barros Luco, inaugurará una cámara hiperbárica, instrumento con el que se atenderá a pacientes del servicio público y privado, la que servirá para la formación de especialistas y el desarrollo de investigaciones.

El director de la Unidad de Medicina Hiperbárica de la Facultad de Medicina, Nelson Navarrete conversó con T13.cl y enfatizó que “no hay ejemplos en el mundo en que una cámara hiperbárica esté instalada en dependencias de un hospital público y, al mismo tiempo, al lado de una universidad; es una alianza estratégica inédita que va a dar frutos muy interesantesNo es un experimento, son tratamientos con resultados documentados”.

Esta es la tercera cámara hiperbárica del país, luego del hospital de Ancud en Chiloé y el Hospital del Trabajador. Fue donada por la compañía Osorio y Hermanos, los que desembolsaron aproximadamente 500 mil dólares. Este regalo nace luego de que la madre de los hermanos sufriera heridas producto de la diabetes, por lo que buscaron maneras de ayudarla a mejorar, para lo cual investigaron durante años este tipo de medicina. 

¿Cómo funciona?

Esta medicina consiste en suministrar oxigeno 100% puro a pacientes en un lugar que resguarda las condiciones normales de presión atmosférica. Esto porque dentro de la cámara -la que se asemeja al aspecto de un submarino- se aumenta la presión atmosférica al doble de la normal, lo que permite que el oxígeno llegue a ciertos tejidos donde normalmente no accede, estimulando las funciones vitales de las células como defender, limpiar y reparar.

La presión que se genera es parecida a como estar 12 metros bajo al agua. Las cámaras tienen espacio para 10 pacientes sentados y una camilla. Cada sesión tiene una duración aproximada de 45 minutos, cuesta aproximadamente 25 mil pesos cada una y permiten que se acelere la rehabilitación de heridas producto de la diabetes, intoxicaciones, envenenamientos, infecciones o gangrena.

Sin embargo, no todos pueden utilizar esta máquina. Navarrete detalla que “hay un proceso muy riguroso de selección para acceder a la cámara, debe existir derivación médica y se evalúa si el paciente calza con los requerimientos, como tener buen funcionamiento de los oídos, y recién en ese escenario se puede proceder”.

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