El accidente ocurrió cuando el bus escolar atravesó un cruce ferroviario. Tras golpear el vehículo, el tren lo arrastró un kilómetro. Los 47 niños muertos tenían entre cuatro y seis años de edad. Las otras víctimas son el conductor del bus y dos cuidadores.

Las fuerzas de seguridad arrestaron a un empleado de la empresa estatal de ferrocarriles y lo acusaron de no haber bajado la barrera del cruce. Algunos familiares de las víctimas denunciaron que el encargado del paso se había quedado dormido, acusaciones negadas por la compañía, que aseguró que el conductor del bus no se fijó en un paso señalizado con luces y campana.

El presidente de Egipto, Mohammed Mursi ofreció condolencias en la televisión, prometiendo compensaciones económicas a las familias de los fallecidos. Tras la tragedia, el ministro de Transportes presentó su renuncia.
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