El formato permitió que el público hiciera preguntas -que estaban previamente organizadas- y que luego de responderlas los aspirantes a la Casa Blanca fueran interpelándose mutuamente al mismo tiempo que la moderadora podía intervenir.

Un modelo mucho más dinámico que el primer debate de hace dos semanas y en el que con seguridad hay un claro ganador.

Toda la presión estaba puesta sobre el Presidente, Barack Obama, después de su fría performance en el primer encuentro. Y fue efectivamente quien cumplió holgadamente con todas las expectativas.

Si en el primer debate apenas se movía de su testero, esta vez caminó por el set, rebatió con determinación uno a uno los argumentos de Mitt Romney y además lo interpeló directamente sobre varios temas, dejando al republicano varias veces sin argumentos.

Romney sintió rápidamente el golpe y si antes estaba seguro, hoy se lo vio evidentemente nervioso, atacado y sin mayores argumentos que repetir hasta el cansancio que su objetivo es crear empleo, lo que dejó a Obama con un margen muy amplio de acción.

Un debate muy apasionado que partió hablando de educación, siguió con impuestos, energía y política exterior. Y sobre éste tema se dio uno de los choques más interesantes entre ambos candidatos. Obama se molestó luego que Romney sugiriera que el Gobierno ocultó información sobre el ataque a la embajada en Libia hace poco más de un mes.
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