Sin embargo, Rusia sigue objetando ese punto y las autoridades aseguran que Siria entregó pruebas que culpan a los rebeldes por el uso de gas sarín.
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El presidente Bashar al Asad dijo que está comprometido con el plan para destruir las armas químicas de su país, pero advirtió que estas operaciones podrían tomar alrededor de un año y costar mil millones de dólares.