En declaraciones entregadas a la agencia EFE, Coiro dijo que la Santa Sede siempre apoyó el trabajo de la Iglesia Católica chilena en defensa de los perseguidos políticos por la dictadura de Augusto Pinochet.

En el cable, clasificado como "secreto" y fechado cinco semanas después del golpe de Estado, el secretario de Estado adjunto de la Santa Sede, Giovanni Benelli, calificó como "propaganda comunista" las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.

Sobre tales afirmaciones, el portavoz de la Conferencia Episcopal expresó que “probablemente esas han sido notas preliminares, porque la información confiable sobre lo que estaba ocurriendo en Chile no se tuvo en forma inmediata”.

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