Una buena parte de la cocaína tiene como destino final a los Estados Unidos, Europa y los países emergentes, entre ellos China y Rusia, a donde llega tras recorrer una ruta que pasa por los vulnerables estados centroamericanos y México, dejando a su paso un reguero de sangre y corrupción, de acuerdo a la versión entregada por El Tiempo.
Sólo en México han muerto unas 50 mil personas desde que el presidente Felipe Calderón declaró la guerra a la droga en diciembre de 2006. Esta realidad hace pensar a algunos gobernantes de América Latina que las políticas antidroga han fracasado, porque, mientras crece el consumo en las naciones productoras lo hace la violencia.(UPI)
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