Esta tarde Kim Jong-Un afirmaba que "nuestra fuerza nuclear es un elemento disuasorio de guerra fiable y una garantía para proteger nuestra soberanía".

No se sabe si esa autorización de Kim Jong Un implicará necesariamente el inicio de una guerra, pero el Gobierno de Barack Obama se lo tomó muy en serio.

El secretario de Defensa de EE.UU., Chuck Hagel, sentenció que "a medida que se ha incrementado esta retórica belicosa y peligrosa, algunas de sus acciones presentan una clara y real amenaza para los intereses de nuestros aliados, partiendo por Corea del Sur y Japón".

Washington envió un arsenal completo de misiles a la isla de Guam, su base más estratégica en el Océano Pacífico.

En la práctica, expertos creen que Norcorea no tiene la capacidad de lanzar un ataque nuclear en el territorio continental estadounidense, pero se estima que los misiles podrían llegar a zonas como Alaska, Hawai o a las bases militares estadounidenses en Japón.

También podría ocurrir que un eventual ataque tenga en la mira a Corea del Sur, aliado de la Casa Blanca y de fácil alcance con cualquier armamento convencional.
Publicidad