El atuendo blanco con que el escritor recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982 fue un "liquiliqui" de lino, el que fue seleccionado por García Márquez debido a que fue el traje que uso su abuelo y que usaban los coroneles de las guerras civiles en Colombia. Además, la vestimenta, seguía siendo considerada de etiqueta en el caribe continental.

En 1954 el escritor se integró a la redacción del diario El Espectador, donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano.

En agosto de 1966, sorteando varias dificultades económicas, Gabriel García Márquez y su mujer Mercedes, fueron a la oficina de correos de México para enviar a Buenos Aires la versión terminada de Cien Años de Soledad: 590 cuartillas escritas a máquina y doble espacio. Por un asunto de dinero, no pudieron enviar todo el paquete y por ende, decidieron enviar la mitad y luego conseguir más dinero para mandar el resto. Sin embargo, ambos se equivocaron y mandaron a Argentina la segunda mitad del libro.

En el discurso de aceptación del premio Nobel de Literatura, García Márquez mencionó dos veces a Chile: al poeta Pablo Neruda y a los exiliados después del Golpe de Estado.

El presidente conservador, Belisario Betancourt, fue el primer colombiano en comunicarse con el ganador del Nobel luego de ser designado por la academia. García Márquez destacó después que "el Presidente resultó mejor que cualquier periodista colombiano, pues fue el primero en llamarme para congratularme".

Consultada por un reportero colombiano sobre si el escritor era su máximo orgullo, Luisa Santiaga, la madre de Gabriel García Márquez respondió "no, usted está equivocado, el orgullo mío es una hija monja que tengo en el convento".

En un examen de admisión para una institución en Londrés, Gonzalo, uno de los hijos de García Márquez debió contestar cuál era el significado del gallo en la novela El Coronel no tiene quien le escriba. " (Gonzalo) que está versado en el estilo familiar, no pudo resistir la tentación de burlarse solapadamente y escribió se trata del gallo de los huevos de oro. Luego nos enteramos que el estudiante que había obtenido la nota más alta había contestado, siguiendo las explicaciones de su profesor de literatura, que el gallo del coronel era el símbolo del pueblo sometido". Cuando escuché aquello di de nuevo las gracias a mi buena estrella política, porque el final que yo había previsto para este libro y que sólo cambié en el último momento, era que el coronel le rompe el pescuezo al gallo y lo echa en la sopa como gesto de protesta", contó años después el escritor.

El escritor, según han recordado periodistas y biografos, cantaba vallenatos y era un "excelente cajero" ejecutando ese estilo musical.

El primer líder político con el que García Márquez entabló amistad, fue con el panameño Omar Torrijos. La más destacada de sus relaciones con líderes internacionales, fue con el cubano Fidel Castro, pero el escritor también fue amigo del ex presidente de EE.UU., Bill Clinton o del español Felipe González. A Hugo Chávez lo conoció a 15 días de que asumiera por primera vez como presidente electo.

El Nobel de Literatura era supersticioso y pensaba que los pavos, los caracoles y el frac generaban mala suerte. Por el contrario, siempre necesitó de una flor amarilla en su mesa para escribir.
Publicidad