Aunque los manifestantes exigen su renuncia, el gobernador rechazó dimitir de su cargo y argumentó lo que precisamente critican desde la calle: Que sólo conducirá la elección de otro jefe ejecutivo bajo el sistema establecido por Beijing.

Hay que destacar que este régimen destaca que la elección surgirá de entre dos o tres nombres previamente escogidos por un comité del partido comunista.

Ante este panorama, los manifestantes -que volvieron a pasar la noche durmiendo en masa en las principales avenidas de la isla- amenazan con radicalizar todavía más su postura.

Entre los afines al Gobierno crecen las voces que están pidiendo que el Gobierno saque al Ejército a la calle, como ocurrió durante las recordadas protestas de Tian'anmen en 1989.

La principal preocupación del gobierno de Xi Jinping es que las protestas acaben expandiéndose a otros puntos del país.

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