La indignación fue mayor cuando el propio hijo de la afectada le explicó a la cajera la situación de su madre, pero ella respondió que no era su problema y sin su huella el trámite no se podía realizar. El hecho se repitió con otra de las mujeres que entregaba atención.
 
Entre lágrimas, el hombre tuvo que tomar en brazos a su madre para que ella pusiera su huella en el marcador, mientras se quejaba de dolor.
 
Las cerca de 30 personas que se encontraban en el lugar entregaron su apoyo y reclamaron por la actitud de las cajeras, que obligaron a que ocurriera el humillante hecho.

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