El 7 de marzo comenzaron los Juegos Odesur, con más de 5 mil millones de pesos invertidos en la preparación de los deportistas chilenos y una meta mínima que buscar en cuanto a medallas de oro de trata. 32 era el número de condecoraciones doradas que Chile debía alcanzar, además de ser el promedio histórico nacional, meta puesta por el Comité Olímpico Nacional. 

Sin embargo, a horas de terminar la competencia, no se alcanzó la cifra, quedando bajo el promedio y fuera de los tres primeros lugares del evento, con las 27 medallas, situación que desde 1998, en los juegos de Ecuador, no enfrentaba un país anfitrión.

Pero no todo fue negativo para Chile. Los deportistas nacionales lograron dos medallas más que las obtenidas en los Juegos Suramericanos anteriores, de Medellín 2010, donde además estaban en juego 486 condecoraciones, a diferencia de las 310 oportunidades de Santiago 2014, por lo que esta vez Chile no sólo subió en medallas, también en el porcentaje de ellas.  

Esta es la segunda vez que Chile se hace cargo de la organización del evento deportivo. Oportunidad que sólo se le ha dado junto a Argentina, ya que el resto de los países han albergado los Juegos Odesur una vez. 

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