AFP

La presidencia de Dilma Rousseff pende de un hilo, pero sea cual sea su destino los Juegos Olímpicos de Rio, que comienzan en exactamente 100 días, serán un éxito, aseguró el ministro de Deportes de Brasil, Ricardo Leyser.

El terremoto político que sacude al país no ha afectado directamente la organización de los Juegos, y poco importa quien esté en el poder cuando se encienda la llama olímpica en el mítico estadio Maracaná de Rio de Janeiro el 5 de agosto, sostuvo Leyser en una entrevista con la AFP.

Leyser asumió recientemente de forma interina la cartera de Deportes tras la desbandada de varios ministros debido a la implosión de la coalición de gobierno, que ha dejado a Rousseff cada vez más cerca de una posible destitución.

"Desde el punto de vista de la preparación de los Juegos la crisis no afecta en nada porque realmente nuestro plan de planificación y ejecución fue muy bueno (...). No necesitamos tomar ninguna decisión estratégica, no hay impacto significativo, lo que me permite tener tranquilidad", subrayó Leyser.

P: ¿Qué falta por hacer a 100 días de los Juegos Olímpicos?

R: Salimos de las cosas estratégicas, poca cosa falta por terminar. Los grandes financiamientos están resueltos y ahora comenzamos a tener miles de pequeñas operaciones. Tenemos que hacer la integración [operativa] de los estadios. Hay una operación de seguridad, de transporte, una operación de TV muy complejas, todo eso ocurre al mismo tiempo y la fase ahora es coordinar cada detalle.

P: ¿Y la presidenta Rousseff será quien inaugure los Juegos?

R: Esos ejercicios de previsión de futuro son difíciles de hacer, si tuviera esa capacidad de prever el futuro preferiría prever los números de la lotería.

P: ¿Cómo presentan esta compleja situación política al Comité Olímpico Internacional?

R: Están tranquilos porque saben que la estructura de los Juegos está montada. El proyecto Juegos Olímpicos no fue un proceso de un único partido, de un único dirigente. Varios presidentes de la República, varios alcaldes, gobernadores, lucharon por el derecho de Brasil de ser sede de los Juegos Olímpicos. El presidente Lula fue el que tuvo el éxito de conquistarlos, Dilma de organizarlos, pero varios otros de otros partidos, incluso de oposición, participaron de ese proceso.

P: Ha estado involucrado en la organización de todos los grandes eventos deportivos de Brasil. ¿Consideraría seguir en el ministerio bajo un gobierno de Michel Temer [el vicepresidente que asumiría el poder si Rousseff es destituida]?

R: Es mucha futurología, son muchas hipótesis. Nadie se me ha acercado (...). No es una preocupación porque independientemente de quien sea ministro de Deportes es una estructura estable y va a continuar trabajando para entregar los Juegos.

P: Como no sabe si será ministro en los Juegos, ¿compró boletos para verlos como público?

R: Todo el mundo compró boletos (...). Y en la ceremonia de apertura estaré siendo ministro o no. Será sensacional.

P: ¿La limpieza de la bahía es el gran fracaso de los Juegos?

R: Es la gran oportunidad de legado perdida. El gobierno del estado de Rio no consiguió la meta, estamos en torno de 50% de tratamiento [de aguas servidas] y se esperaba 80%. Pero para quien tenía 10%, también se hizo mucho trabajo y no deja de ser un resultado significativo.

P: Los brotes de los virus zika y H1N1, ¿preocupan?

R: El zika no preocupa sobre todo porque además de todos los esfuerzos de combate al mosquito, las áreas olímpicas fueron foco de mucha atención. [Agosto] es una época de no proliferación del mosquito por ser tiempo seco. Y el H1N1 se previene con una vacuna.

P: ¿Y Rio está preparado para combatir el terrorismo?

R: París no estaba preparada, Bruselas no estaba preparada, por más que uno se prepare hay un riesgo muy grande porque la lógica del terrorismo hoy es mucho más cruel, mucho más complicado de lo que era una década atrás. Sin embargo, Rio de Janeiro es la única ciudad del mundo que puede decir que tuvo seis grandes eventos para prepararse.

P: ¿La meta de que Brasil quede en el top-10 del medallero es posible?

R: Es una meta difícil, pero posible (...). Brasil se preparó como nunca para ese ciclo olímpico. La presidenta Dilma autorizó un plan de inversión de 4.000 millones de reales (USD 1.125 millones] para los Juegos, legado y preparación de atletas.

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