El argentino Juan Martín del Potro ha llorado en 2016 como nunca antes en su carrera.

El tenista conocido como "la Torre de Tandil", de 198 centímetros y casi 100 kilos, conmovió con sus lágrimas tras vencer en la semifinal de las Olimpiadas de Río 2016 al español Rafael Nadal y después no pudo contenerse cuando sintió el peso de la medalla de plata alrededor de su cuello.

Después se emocionó con la reacción del público en el Abierto de Estados Unidos, que le rindió una ovación de varios minutos justo antes del último juego de su derrota ante el suizo Stan Wawrinka en los cuartos de final.

"Puedo haber perdido, pero jamás olvidaré esto. Fue algo mucho más fuerte que ganar cualquier partido. Me hicieron muy feliz y no me importa el resultado", dijo el argentino minutos después de finalizar el partido.

Pero su lágrima más dulce fue la que guardó para el final, la que brotó tras guiar a Argentina al título de la Copa Davis este domingo contra Croacia, triunfo que quedará inmortalizado entre las grandes hazañas del deporte albiceleste.

"Un impacto que entra de lleno en el corazón del deporte argentino de todos los tiempos", fue como tituló el periodista Claudio Cerviño, del diario argentino La Nación.

Cerviño considera que la dimensión que alcanzó la obtención de la Davis la coloca entre los cinco hitos que han marcado la historia deportiva de Argentina.

Habla de la figura de Diego Armando Maradona y el título Mundial en México 1986, o al derechazo cruzado de Carlos Monzón que lo proclamó campeón en 1970, o los títulos de Juan Manuel Fangio o lo conseguido por el equipo del pueblo de baloncesto, generación que alcanzó su punto culmine con la medalla de oro en las Olimpiadas de Atenas en 2004.

En el texto argumenta que "los impactos tienen un sello distintivo que encierra muchos factores" y que haber esperado una epopeya en Zagreb "no sólo era una utopía, sino que entraba en el terreno del absurdo".

Cuando menos se pensaba

Argentina había perdido cuatro finales antes de llegar a la serie decisiva contra Croacia y, quitando la más reciente derrota contra España en 2011, en todas las anteriores tuvo argumentos de peso para soñar con la victoria.

Pero en 1981 Guillermo Vilas y José Luis Clerc (ambos entre los diez mejores del mundo) chocaron contra un inspirado John McEnroe y en 2006 David Nalbandian no pudo quebrar la resistencia de Rusia en Moscú.

Fue así que llegó la serie de 2008, la primera final que disputarían de local y donde Nalbandian y Del Potro aparecían como garantía de éxito. Pero no fue así y se sufrió la derrota más dolorosa frente a una España que no contó con su mejor tenista: Rafael Nadal.

Tras esa final jugada en Mar del Plata hubo una convicción general que Argentina nunca iba a poder conquistar una "Ensaladera de Plata", que es como se le conoce al trofeo de la Copa Davis.

¡Y mucho menos en 2016!

Primero porque el equipo argentino no contaba con las estrella que había tenido en el pasado y que ninguno del grupo de "obreros" ha podido estar entre los 30 mejores del ranking este año.

Segundo porque tuvo que disputar todas sus series de visitante, algo que en Copa Davis suele ser decisivo y que tuvo que sortear para vencer a Polonia, Italia, Gran Bretaña y, en la final, a Croacia.

Y tercero porque el equipo europeo había podido superar a Bélgica, Estados Unidos y Francia camino a la final, jugaba en casa y contaba con dos jugadores como Marin Cilic, número seis del mundo, e Ivo Karlovic, número 20.

Del Potro superestrella

La campaña argentina en la Copa Davis se basó en el aporte en conjunto de todas las individualidades, como fueron las actuaciones decisivas de Guido Pella, Leonardo Mayer o Federico Delbonis.

Pero la figura que más se recordará será la de Juan Martín del Potro, quien personificó la lucha contra la adversidad.

El tenista de Tandil estuvo cerca de retirarse del tenis tras pasar dos años en un calvario, afectado por la fragilidad de sus muñecas (tuvo que someterse a una operación en su muñeca derecha y a tres en su izquierda).

Del Potro llegó a caer hasta el puesto 1.045 del ranking en febrero, una semana antes de reaparecer en el circuito profesional.

En el torneo de Delray Beach en Florida avanzó hasta semifinales en el que sería el preámbulo de un año inolvidable.

Fue un proceso lento, en el que combinó triunfos importantes con derrotas inesperadas, pero en el que siempre fue escalando en la clasificación.

Así fue que regresó a disputar un Grand Slam, en Wimbledon, donde venció a Wawrinka en segunda ronda, o derrotó a Novak Djokovic en su debut en Río de Janeiro para iniciar un épico andar hasta la final olímpica.

Después llegó la ovación en Nueva York y su triunfo contra Andy Murray en Glasgow que lideró el triunfo contra Gran Bretaña en la semifinales de la Copa Davis.

Su primer título en casi tres años llegó en el Abierto de Estocolmo, que le sirvió de preparación para la final copera contra Croacia donde fueron cruciales sus dos victorias en individuales, en especial su histórica remontada ante Cilic tras ir dos sets abajo.

El legendario tenista alemán Boris Becker se rindió a su "increíble carácter/corazón/determinación. Argentina tiene un nuevo héroe", en un mensaje que resume el sentir del mundo del tenis y del deporte en general.

"Gracias por hacerme vivir el mejor año de mi vida", escribió Del Potro en su cuenta de Facebook el 29 de octubre.

"Me enorgullece mucho que me hablen de la inspiración que provoca mi recuperación y eso es algo que me llevo como tesoro de 2016".

Y eso que todavía no había conseguido el título que Argentina jamás olvidará.

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