La primera etapa laboral de Barbara Leisinger (casada, dos hijos) estuvo ligada a la industria vitivinícola del país. Como ingeniero agrónomo se desempeñó en cargos gerenciales de Viñedos Valle del Maipo y Corporación Chilena del Vino, es más, tuvo la misión de darle forma a ambas. Estuvo entre las parras hasta que se hizo cargo del área forestal de una empresa. De esa época comenta que “tuve trabajos en los que mi capacidad de gestión fue siempre apreciada”.

La versatilidad de Barbara Leisinger

Tal vez eso mismo le ayudó a sobrellevar la carga, que generalmente tienen las madres que trabajan. A principio del nuevo milenio empezaron a llegar los hijos: Florencia (24 años) y Nicolás (21), aunque la maternidad no fue impedimento para continuar sus labores profesionales. Gracias a su capacidad de organización, seguramente adquirida de sus raíces alemanas, pudo compatibilizar ambos roles sin sentirse agobiada.

En el año 2001 junto a su esposo decidió buscar nuevos horizontes, lejos de la capital. Además de independizarse, se radicaron en La Unión, Región de Los Ríos, desde donde han estado constantemente innovando y desarrollando ideas pioneras. “En mi vida profesional me desempeñé en cargos relacionados al área de producción de alimentos, proyectos, áreas gremiales, comerciales y operacionales de diferentes empresas. El emprendimiento es una fuerza poderosa. Una montaña desafiante que te obliga a estar alerta y en constante evolución”, afirma Barbara.

Emprendedora serial

Los primeros pasos en el mundo emprendedor los dieron en la crianza de emú, instalaron una planta de extracción de aceite usando tecnología de punta a escala pequeña en la que obtenían aceite desodorizado, dado el tamaño del mercado nacional no fue rentable seguir produciendo el aceite en Chile lo que derivó en la importación de aceite de emú refinado sin olor, el que hasta el día de hoy se utiliza como base de las preparaciones dermatológicas de los recetarios magistrales.

La maquinaria que desarrollaron para la extracción del aceite la vendieron a otra empresa y con ello financiaron el ingreso a su siguiente emprendimiento: La fábrica artesanal de charcutería Secretos de La Unión, fábrica especializada en carnes exóticas como llama, jabalí y ciervo; desarrollaron el primer jamón crudo de wagyu del mundo. “Pero en ese entonces, en Chile, la charcutería no era conocida, teníamos que explicar a las personas que significa la palabra”, añade.

El proyecto implicó harto esfuerzo. Como gerente de operaciones y encargada de calidad debió certificar la planta para la exportación y junto al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de la zona trabajó arduamente para lograrlo. Certificaron la planta para comercializar sus productos en Estados Unidos, Japón y Comunidad Europea. No obstante, debido al tamaño del mercado local, al volumen y riesgo que implicaba producir para la exportación decidimos cerrarla.

Posterior a eso, su marido, Pedro Grez, decidió difundir lo que había investigado y experimentado al intentar bajar de peso. “A dos años de haber cerrado la charcutería lanzamos el libro ‘Los Mitos Me Tienen Gord@ y Enferm@’, libro autoeditado que vendió 44 mil ejemplares en cuatro meses, en un mercado en el que tres mil libros al año se considera un Best Seller”, recuerda.

Debido al éxito alcanzado, a mediados del 2018 el doctor Pedro Vidal los invitó a instalar el Centro Método Grez en su clínica en Las Condes y comenzaron a atender con médicos y nutricionistas. Al llegar el COVID-19 el centro debió cerrar y comenzó a funcionar de forma remota hasta septiembre del 2022. “Pasada la emergencia sanitaria las personas querían atenderse de forma presencial y dado que no estábamos en condiciones de instalar una consulta física, decidimos cerrar”, comenta la emprendedora.

Seguramente, este no será su último emprendimiento, vendrán más innovaciones. Y aunque el éxito la ha acompañado en su trayectoria como emprendedora, Barbara no duda ni un minuto en afirmar que sus hijos “han sido nuestro mejor emprendimiento”.

Publicidad