Los resultados se están estrechando en el referéndum boliviano para permitir o no una reforma constitucional que le entregue a Evo Morales la posibilidad de postular a un nuevo mandato. 

De acuerdo con los datos entregados por el Tribunal Supremo Electoral boliviano, con el 91,4% de las actas transmitidas y el 90% de las actas verifiicadas, la opción del "No" a una nueva reelección de Morales cuenta con un 52,3% (2.463.916 de los votos) contra un 47,7% del Sí (2.243.057 de los sufragios). Es decir, un margen de 4,6 puntos. 

En un recuento anterior, con el 87,06% de las actas de votación transmitidas, el "No" ganaba por una diferencia de 8 puntos al "Sí" (54,01% contra el 45,99%). 

Las actas transmitidas se refieren a la acumulación de datos preliminares que fueron enviados al TSE desde los distintos recintos de votación y las verificadas las que fueron reportadas en el proceso de recuento.

El presidente boliviano Evo Morales aseguró que se respetarán los resultados del referendo para decidir si puede postularse a un nuevo mandato y pidió esperar los resultados finales. 

Morales mantenía el martes intacta la esperanza de ganar la posibilidad de una nueva reelección centrando su esperanza en que los votos de comunidades indígenas apartadas, que no han sido escrutados, puedan revertir la tendencia de los resultados. 

Los últimos conteos le hicieron decir más temprano a Morales en la Casa de Gobierno: "estoy viendo: si (en) este conteo rápido volcamos, va a ser con el voto de los movimientos sociales, especialmente con el voto del movimiento campesino, indígena y originario".

Sin embargo, Morales admitió poco después en un discurso de entrega de obras el área rural de La Paz que "si ganamos será por pocos votitos, si perdemos será por pocos votitos". Y sostuvo que "después de diez años (en el poder), la mayoría sigue apoyando el proceso".

Aunque los resultados le seguían siendo adversos, Morales -que gobierna desde 2006 con el apoyo de una gran base social de indígenas y sectores populares- albergaba todavía la esperanza de un triunfo: "somos optimistas", dijo a la prensa.

Si bien continuaba sin conocerse el resultado final del referendo del domingo, las ciudades bolivianas estaban en calma y en La Paz las actividades cotidianas eran normales este martes. Salvo un pequeño grupo de activistas que la noche del lunes hizo un plantón de pocas horas frente al centro de cómputo electoral, no hubo otro incidente. 

Según el analista independiente Andrés Torres, por más que Morales triunfe ajustadamente, el resultado lo deja "vulnerable a los ataques de la oposición, que buscará que su gestión (que concluye en 2020) no termine en los mejores términos, para que no pueda volver" a postularse.

El politólogo Jorge Lazarte, exvocal del Tribunal Electoral, consideró que el resultado corrobora que "una parte del país (..) le dijo basta" a Morales, lo que le obligará a consensuar sus políticas en adelante.

Si se confirma la tendencia del voto, sería la primera derrota electoral directa de Morales en sus 10 años en el poder, aunque en 2015 su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), perdió plazas clave en los comicios municipales en 2015. 

Sucesión

Este escenario podría impactar al MAS, donde se vislumbran "pugnas internas que podrían perjudicar su futuro", según Torres.

En adelante, analistas consideran que Morales -el mandatario con más tiempo en el poder en Bolivia- deberá enfocarse en el gobierno mientras se esfuerza por mantener la cohesión dentro del MAS, conformado por un conglomerado de organizaciones sindicales y sociales, que pueden sentir debilitado el poder de su líder.

"Es muy difícil encontrar un sucesor para Evo Morales que tenga la misma capacidad de cohesión que él en las organizaciones sociales", comentó Torres. "Morales podría marcar una tremenda pugna" por su sucesión, que "podría debilitar al partido y provocar una implosión con graves problemas al MAS y a los cuatro años de gobierno que aún le faltan", agregó.

Corrupción vs. economía

En las últimas semanas la situación se complicó para el mandatario indígena de 56 años, afectado por un escándalo de supuesto tráfico de influencias en favor de la empresa china CAMC, en la que su expareja Gabriela Zapata trabaja como gerente comercial.

La firma logró contratos públicos por unos 560 millones de dólares en Bolivia y el caso es investigado en el Congreso. Morales rechazó las acusaciones.

La imagen de Morales empezó a desgastarse progresivamente desde el año pasado, salpicada además por un escándalo que involucra a decenas de líderes campesinos, algunos cercanos a él, investigados por un fraude de 2,5 millones de dólares a un fondo de fomento.

Según la consultora de riesgo político Eurasia Group, es "poco probable" que una eventual derrota de Morales provoque "inmediatamente una radicalización de posiciones en el país". "Tanto desde el punto de vista político y económico es probable que la trayectoria de Bolivia sea de estabilidad en el corto plazo (...). Tampoco se ve una Bolivia afectada por crisis económica", dijo.

Esto se debe en buena medida a que Morales impulsó el crecimiento del país tras nacionalizar los hidrocarburos en mayo de 2006, en manos hasta entonces de una docena de compañías extranjeras, y logró así abultar ostensiblemente los ingresos del fisco.

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