¿Es posible tener un peso saludable y sin embargo tener demasiada grasa por dentro?

Sushi es una británica de 29 años, periodista de la BBC, que se considera de tamaño medio y goza en general de buena salud.

Tiene una talla 12 de ropa y cree que lleva un estilo de vida normal, medianamente saludable.

Hace ejercicio con cierta frecuencia en verano, cuando corre en el gimnasio, pero admite que en invierno lo que le gusta es "hibernar".

"Me gusta pensar que soy una persona saludable por fuera. Pero la verdad es que no sé qué hay debajo de mi piel", dijo.

Una sorpresa escondida

Cuando Sushi recibió los resultados de la prueba con escáner DEXA, que se hizo en una clínica privada londinense, se llevó una buena sorpresa.

Este tipo de escáner, con un tipo de Rayos X especial, se utiliza habitualmente para hacer densitometrías óseas, que miden la densidad de los huesos para estimar el riesgo de osteoporosis.

En este caso, se utilizó para medir el porcentaje de grasa y de músculo en el cuerpo de Sushi, así como para analizar su distribución.

"Puede que te sientas bien y tengas un buen aspecto por fuera pero por dentro podrías tener grasa visceral, que es una grasa interna que es peligrosa porque es la que está alrededor de los órganos y está vinculada a enfermedades como la diabetes de tipo 2", le dijo Philip Chant, director de Bodyscan.

De acuerdo al referente tradicional de peso, el Índice de Masa Corporal (IMC), Sushi tiene un ligero sobrepeso.

Normalmente se considera que una persona con un IMC entre 18,5 y 24,9 tiene un peso saludable.

Sin embargo el IMC no ofrece información sobre la cantidad o distribución de la grasa que una persona tiene, factores que pueden tener un efecto para la salud.

Después de analizar la "grasa escondida" de Shushi, Phil le dijo que su cuerpo tenía "más del doble de la grasa visceral estimada para una mujer de su edad".

¿Cuánta grasa visceral es "normal"?

Según información de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en la mayoría de la gente el 90% de la grasa corporal es subcutánea, el tipo de grasa que está justo debajo de la piel.

Si te tocas la barriga esa grasa que se siente blanda también es subcutánea.

El 10% restante, considerada visceral o intra abdominal, está "escondida" fuera de nuestro alcance, por debajo de la pared abdominal.

Se encuentra en los espacios que rodean al hígado, a los intestinos y a otros órganos.

También se almacena en el omentum, que es una especie de cortina de grasa abdominal que se extiende como si fuera un delantal por debajo de los músculos abdominales.

Ese omentum se vuelve más duro y grueso cuanta más grasa acoge.

Aunque la grasa visceral solo representa una pequeña proporción del total de grasa corporal, es un factor clave para ciertos problemas de salud.

¿Por qué es más peligrosa la grasa visceral?

Según el servicio de salud pública de Reino Unido, (NHS por sus siglas en inglés), hay muchas evidencias científicas que confirman el vínculo entre tener un exceso de grasa visceral y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes del tipo 2.

Hay evidencias más recientes que también vinculan la grasa visceral a un aumento del riesgo de cáncer, sin embargo todavía se desconoce cual es el mecanismo biológico exacto por el que eso ocurre.

Además la acumulación de grasa en el hígado puede causar alteraciones metabólicas como la resistencia a la insulina.

La grasa visceral tiende a relacionarse con una mayor "obesidad central", es decir, con una cintura más grande y una mayor grasa abdominal.

Según el NHS, varios estudios han demostrado que tener más grasa alrededor de la cintura puede ser más dañino que tenerla en otras áreas del cuerpo, como las piernas o las caderas.

La grasa central o abdominal ha sido asociada también a la inflamación, a un mayor riesgo de diabetes y a niveles más elevados de colesterol.

Por eso cada vez más se utiliza más como un indicador de salud el tamaño de la circunferencia de la cintura y su proporción con el tamaño de la cadera.

¿Quién tiende a tener más grasa visceral?

La composición y la distribución de la grasa varía entre los dos sexos.

En términos generales los hombres son más susceptibles a la obesidad central o la grasa abdominal, mientras que las mujeres tienden más a tener una distribución periférica.

En las mujeres predomina la masa corporal grasa y la grasa subcutánea, mientras que en los hombres predomina la masa corporal magra y la grasa visceral.

La buena noticia para es que la grasa visceral se puede reducir fácilmente con ejercicio y haciendo modificaciones en la dieta para reducir el consumo de calorías.

Algunos estudios han vinculado una mayor cantidad de grasa visceral y una mayor circunferencia abdominal con el consumo de comidas fritas, grasa, alcohol, carnes rojas y procesadas, bebidas azucaradas, granos refinados y alimentos de alto índice glucémico.

A partir de ahora Sushi tratará de hacer ejercicio regular durante todo el año y evitará comer entre horas para bajar su nivel de grasa visceral.


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