Cada noche de 31 de octubre, los niños suelen disfrazarse de brujas, vampiros, y demonios para pedir dulces y caramelos. El ritual consiste en tocar la puerta de una casa y decir "dulce o travesura". Si el morador de la casa acepta en entregar golosinas, se salva de algún acto travieso de los niños. Si no da nada, se expondrá a las consecuencias.

Algunos relatos cuentan de lanzaderas de huevos o rayados. 

Cada vez que escuchamos Halloween, lo relacionamos con la fiesta que "nació" en Estados Unidos, y que es compartida por adultos y jóvenes. 

Pero Halloween nunca fue inventado por los estadounidenses. Más bien, ellos se apropiaron de una fiesta pagana que los inmigrantes irlandeses llevaron a ese país en 1840. Se trata de "Samhain", una fiesta que inventaron los celtas para despedir el verano y dar un "nuevo año celta". 

Tal como nosotros despedimos el año nuevo y hacemos una cena antes de las 00:00 hrs. del 1 de enero, los celtas recibían a los muertos que volvían a la vida antes del término del verano en la noche del 31 de octubre. En esa época, la gente hacía hogueras para espantar a los malos espíritus y dejaban comida en la entrada de sus casas para no enfurecerlos cuando pasasen por ahí. 

Además, los celtas se ponían máscaras con formas diabólicas y horrendas para asustarlos y alejarlos de sus hogares. Desde ese entonces, los celtas lo propagaron por toda Europa. Las "trevesuras" simbolizan la "maldad" que poseen estos espíritus. 

En Chile, la fiesta se vive de manera similar a cómo se hace en Estados Unidos y el mundo. Sin embargo, esta fiesta tiene una connotación más comercial que de simbolismo en la actualidad.

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