Diane Nemerov fue la segunda de tres hermanos de una muy adinerada familia judía en Nueva York. Su infancia contó con todos los lujos posibles pero fue solitaria. Niña educada por tutores e institutrices pero con poco afecto por parte de una mamá que padecía depresión y un papá trabajólico que, según la misma Diane, en público se mostraba como padre cariñoso pero en realidad era frío y severo.

A los 14 años esta “princesa rota” se enamoró de Allan Arbus, un joven que trabajaba en la tienda de su padre, y apenas tuvo 18 se casó con él, en parte para abandonar la casa paterna y emprender su propio rumbo.

Su marido le regaló una cámara Graflex y durante los años 40s trabajaron juntos como fotógrafos de moda para revistas como Vogue, Esquire y Harpers Bazaar. También tuvieron dos hijas: Doon y Amy.

A comienzos de los 50s su matrimonio con Allan se acabó y eso coincidió con el giro radical en la carrera fotográfica de Diane. Fue determinante su acercamiento a la fotógrafa austríaca Lisette Mode para que Arbus definiera su sello y el sujeto de sus fotos. La película Freaks de Tod Browning también influyó en la fascinación de la fotógrafa con personajes como enanos, travestis, albinos, gigantes y personas con distintas deformidades. En 1967 expuso su fotografía al público del MoMA en la muestra “New Documents” junto a otros dos artistas.

Diane Arbus resignificó la fealdad e interpeló al público haciéndole ver lo incómodo. Enfrentar los horrores. Su provocadora fotografía fue criticada por algunos como la escritora Susan Sontag que la calificó de “cruel”. Otros en cambio consideran que Arbus le dio visibilidad a seres que generalmente permanecen ocultos. Diane también retrató en su estilo a celebridades como Norman Mailer, Mae West y Jorge Luis Borges. En 1971, después de una larga depresión, Diane Arbus se suicidó.

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