Puerto Rico experimenta la oleada migratoria más grande de su historia reciente. El gobierno de la isla intenta ayudar a contrarrestar, con una estrategia inusual, la crisis económica que está llevando a que buena parte de su clase media emigre.

Mientras cada semana se van 100 nuevas familias puertorriqueñas a buscar suerte y empleo en Florida, las autoridades de la isla intentan convertir a este territorio estadounidense en el refugio fiscal de algunos de los hombres más ricos del mundo.

El incentivo con el que los atrae es polémico: al tiempo que el gobierno de Puerto Rico eleva los tributos que pagan los locales, les ofrece a multimillonarios estadounidenses la oportunidad de pagar menos impuestos, a cambio de traer inversiones y comprometerse a crear puestos de trabajo.

Lejos de San Juan

La comunidad residencial de Dorado Beach, en las afueras de San Juan, es probablemente la más lujosa de Puerto Rico. Un paraíso de verde intenso que incluye campos de golf, reservas ecológicas y condominios suntuosos con vista directa al mar.

A diferencia del resto de la isla, el inglés es el idioma que más se escucha. Comprar una vivienda aquí puede costar hasta US$11 millones.

"La gente no tiene muchas razones para salir de aquí", le dice a BBC Mundo David, un ejecutivo de ventas del complejo Ritz-Carlton Reserve, uno de los más refinados de Dorado Beach, refiriéndose a los multimillonarios, muchos de ellos estadounidenses, que han escogido vivir aquí.

Varios llegaron en los últimos dos años, atraídos por la llamada Ley 20. Puerto Rico, en virtud de su condición de estado libre asociado a Washington, cuenta con algunas normas propias de impuestos en vez del sistema federal vigente en el resto de Estados Unidos.

En 2012 la legislatura puertorriqueña aprobó la mencionada Ley 20, que aplica a empresas exportadoras que se establezcan en la isla, y la Ley 22, para personas de altos ingresos que establezcan residencia en la isla. La zanahoria con que los convence: una tasa de impuestos de 0% para los dividendos y ganancias de capital originadas en Puerto Rico y de 4% para las utilidades de sus empresas.

Piden que las nuevas compañías establezcan su sede principal en Puerto Rico.

Críticas

"De verdad tienes que mudar tu vida entera a Puerto Rico, lo que sería demasiado oneroso para mucha gente", asegura a BBC Mundo Rob Rill, uno de los multimillonarios que se trasladó a la isla.

Rill no tiene problema en contestar a la pregunta obvia que aparece en estas circunstancias: ¿No recibe muchas críticas de los locales por no pagar suficientes impuestos?

"Creo que mucha gente no entiende que nosotros no estaríamos aquí en absoluto si no fuera por los incentivos”, se defiende.

"Creo que el puertorriqueño promedio no entiende completamente la contribución que se ha hecho… ay cerca de US$1.000 millones en inversiones en la isla desde que se aprobó la ley, inversiones que no se habrían hecho si no existieran los incentivos correctos", alega Rill.

El empresario estadounidense reconoce que "no creemos que el programa fuera diseñado como una panacea" para los problemas de Puerto Rico.

Pero asegura que están teniendo un impacto positivo.

"El tipo de gente que empleamos son normalmente profesionales de las finanzas que no tienen muchas oportunidades similares de empleo en la isla y posiblemente se tendrían que ir si no estuviéramos nosotros".

En todo caso, hay cada vez más personas como él. Jones asegura que en Puerto Rico hay unas 350 empresas y unas 500 personas aproximadamente gozando de ese beneficio fiscal y se espera que el número se duplique dentro de un año.

La clase media sufre

Por supuesto, no todos en Puerto Rico están de acuerdo con el tratamiento que el gobierno de la isla le da los multimillonarios.

Al otro lado de la isla, y aparentemente en un mundo distinto al de los suntuosos condominios de Dorado Beach, está la ciudad de Ponce, la segunda de la isla.

Ahí en un barrio de clase media, sencillo y ordenado pero sin lujos dramáticos, vive Orlando Rivera. Trabaja en un puesto profesional en una empresa grande.

"Este mes pienso si pago la tarifa del agua, la de la luz o la del auto. El dinero no alcanza", le dice a BBC Mundo.

Su tono de voz se altera al hablar de los incentivos de impuestos ofrecidos a los multimillonarios.

"Un billonario no va a tener que pagar impuestos. No es lo mismo para mí que cada mes tengo que pagar impuestos, la electricidad más cara de la nación americana… y el impacto del impuesto a las ventas del 16%", exclama.

Éxodo

A diferencia de la mayoría de latinoamericanos, a Rivera le bastaría comprar un boleto de avión para mudarse a Florida o Nueva York. Él no se va de Puerto Rico, porque lo amarran lazos de familia.

En cambio, miles de puertorriqueños más jóvenes están "votando con los pies", dejando la isla apenas terminan la universidad.

"La protesta más grande los puertorriqueños es subirse a un avión e irse", le dice a BBC Mundo Valerie Rodriguez, una abogada y activista política del opositor Partido Nuevo Progresista. Estima que el año pasado se fueron unos 50.000.

En el campus de la Universidad de Puerto Rico, la principal institución de educación superior del país, se habla de eso todo el tiempo.

"Conozco montones de estudiantes que se estan yendo a Estados Unidos", dice Aníbal Lopez, quien adelanta estudios en esta institución y reconoce los efectos de la crisis sobre las perspectivas laborales de los jóvenes aquí.

Pero el rector de la Universidad de Puerto Rico, Uroyoán R. Walker Ramos, dice que el éxodo de los recién graduados no es tan grave.

"Es importante que una parte de nuestros estudiantes salgan y fortalezcan la presencia de Puerto Rico en el mundo", le asegura a BBC Mundo, poniendo como ejemplo a Orlando Figueroa, un destacado científico puertorriqueño quien estuvo a cargo de la futura misión a Marte de la NASA.

Según el rector, la presencia de puertorriqueños en esas destacadas posiciones le abre nuevas oportunidades laborales a sus compatriotas.

Planes de largo plazo

Entre tanto, muchos se quejan de la situación paradójica que se presenta con estos miles de puertorriqueños emigrando agobiados por los impuestos y el desempleo, mientras que el gobierno le rebaja impuestos a potentados que vienen de otro lado.

¿Echarán raíces definitivas estos millonarios en Puerto Rico?

"Creo que la mayoría no ha tomado esto como una decisión por el resto de la vida", aclara Rob Rill, aunque asegura que él y su esposa están encantados de vivir en Puerto Rico.

Pero duda que el programa se convierta en una fuente de atracción para oportunistas de corto plazo.

"Nadie va a venir con la expectativa de quedarse menos de tres a cinco años, porque no tendría sentido hacerlo por menos tiempo. No sería financieramente viable de otra manera", concluye.

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