Cientos de trabajadores se reunieron en la estación de Atocha en la capital española para protestar por la liberalización del transporte ferroviario, que para ellos, no es más que una privatización encubierta, una maniobra del gobierno de Mariano Rajoy.

La huelga de 24 horas coincide con paralizaciones parciales del metro y los ferrocarriles de media y larga distancia incluidos los trenes de alta velocidad.

En Sevilla protestas en las estaciones y en Valencia largas colas para comprar los pasajes de los servicios mínimos garantizados por el ministerio de transportes: 40% en horas pick y solo uno de cada 5 el resto del día. 300 servicios de trenes fueron suspendidos.

El paro hizo que miles de personas volvieran a utilizar el automóvil generando atochamientos gigantescos en los principales accesos a Madrid. Jornadas similares se han convocado para los próximos días. Los sindicalistas cifraron en un 98% el acatamiento del llamado a la paralización.
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