Estados Unidos calcula que el 20% de los aviones militares sirios fueron destruidos por los 59 misiles Tomahawk disparados el jueves pasado por orden del presidente, Donald Trump.

El secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, lo aseguró así este lunes en un anuncio en el que añadió que para Siria sería "desaconsejable usar armas químicas otra vez".

El gobierno del presidente sirio Bashar al Asad, sin embargo, niega haber realizado el ataque químico sobre la ciudad de Khan Sheikhoun, controlada por rebeldes y que dejó 89 muertos el pasado 4 de abril.

Mientras tanto, las naciones del G7 se reúnen en Italia para discutir sobre posibles alternativas para resolver el conflicto y cómo persuadir a Rusia para que abandone a su aliado sirio.

"Mesurada respuesta"

El pasado 6 de abril, Estados Unidos disparó 59 misiles contra la base aérea siria de Shayrat.

Mattis afirmó que la "mesurada respuesta" de EE.UU. "causó daños o destrucción en sitios de combustible y municiones, capacidades de defensa aérea y el 20% de los aviones de combate operativos de Siria".

"El gobierno sirio ha perdido la capacidad de reabastecer o rearmar aviones en el aeropuerto de Shayrat", añadió la autoridad.

Mattis señaló que por estas razones la base aérea es inutilizable ahora.

El ejército sirio admitió un importante daño material, pero un portavoz del Ministerio de Defensa ruso dijo que sólo seis aviones de la Fuerza Aérea Siria (MiG-23), además de varios edificios, fueron destruidos.

Los rusos añadieron que sólo 23 de los 59 misiles impactaron contra la base aérea de Shayrat.

Mattis dijo que el ataque es una demostración de que Estados Unidos "no se mantendrá pasivo mientras [Al Asad] asesina a personas inocentes con armas químicas".

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, indicó que otros ataques están "sobre la mesa".

"Si volvemos a ver este tipo de acción, mantenemos abierta la posibilidad de una acción futura", dijo.

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