En 18 años de chavismo Venezuela vivió momentos cruciales, pero la votación de este domingo para la Asamblea Constituyente alcanza la categoría de "existencial".

En un país que sufre una severa crisis económica y un enfrentamiento político que desde hace cuatro meses ha dejado más de 100 muertos y miles de detenidos, este domingo se eligen a los 545 miembros que formarán una Constituyente que tendrá poder absoluto y que podría estar vigente hasta un año.

Controlada por el oficialismo ante el boicot de la oposición, que la considera un "fraude", la misión de la Constituyente será redactar una nueva Constitución y reformar el Estado.

Para el gobierno del presidente Nicolás Maduro, que la propuso el 1 de mayo, es la mejor salida para la crisis política que vive el país y un medio para lograr la paz y el diálogo, pese a que la oposición la rechaza.

"Es el fin de la república", claman los líderes más jóvenes de la oposición, para quienes evitar la votación de este domingo ha sido una lucha "existencial" en los últimos dos meses.

Las encuestas señalan un amplio rechazo, plasmado en la consulta popular que impulsó la oposición el 16 de julio. Muchas personas en la calle incluso desconocen en qué consiste y cómo va a afectar sus vidas y a resolver los problemas económicos como la inflación, la caída del salario real y la escasez de alimentos y medicinas.

Un antes y un después

Políticamente, la Constituyente supone un antes y un después en la historia reciente de Venezuela.

"Va a haber más conflicto, más tragedia, más dificultad", dice a BBC Mundo el experto estadounidense David Smilde, analista que ha vivido o trabajado en Venezuela desde 1992.

"Plantea un conflicto de naturaleza existencial", afirma en diálogo con BBC Mundo el consultor político venezolano Edgard Gutiérrez, crítico con el proceso.

Sin embargo, Hermann Escarrá, uno de los ideólogos de la Constituyente, cree que hay muchos motivos para convocarla y que es la solución. "La razón fundamental (?) es buscar la paz. Intentar un diálogo distinto (con la oposición)", dijo en una reciente entrevista con BBC Mundo.

¿Pero qué hará la Constituyente y por qué es un punto de inflexión para unos y otros?

"Una de las cosas que va a hacer seguro será anular la Asamblea Nacional. Lo hicieron en (la Constituyente de) 1999 y lo van a hacer esta vez", dice David Smilde.

El parlamento, controlado por la oposición desde un amplio triunfo en las elecciones legislativas de diciembre de 2015, ha sido anulado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que lo considera en desacato.

Con la Constituyente podría quedar ya disuelto, aunque Escarrá cree que podría haber una cohabitación.

La pérdida de poderes de la Asamblea decretada por el TSJ a final de marzo desató precisamente la actual ola de protestas que se prolonga ya cuatro meses.

La Constituyente se instalará la próxima semana en el mismo palacio legislativo de la Asamblea. "Va a ser un pleito visual agudo", anticipa Smilde.

Cuenta atrás para la fiscal

Otra de las consecuencias probables sería la destitución de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, chavista y convertida en actriz política en los últimos meses por criticar la Constituyente, defender la Constitución de Hugo Chávez y condenar la represión de las fuerzas del orden y la violación de los derechos humanos. Ha llegado a hablar de "terrorismo de Estado".

Diosdado Cabello, candidato a la Constituyente y alto dirigente del partido oficialista, impuso hace semanas una cuenta atrás sobre los días que le restaban a Ortega Díaz en el cargo. Concluiría con la votación de este domingo.

Cabello es precisamente uno de los principales favoritos para ser el presidente de la Constituyente.

Si se disuelve el parlamento y se destituye a la fiscal, el oficialismo pasaría a tener el control de todos los poderes del Estado.

La oposición cree que eso ahondaría en lo que ya califica abiertamente como "dictadura".

"Por eso es un hito, un momento existencial de la democracia", dice Smilde.

"Más radical que en 1999"

"Va a ser un punto de inflexión igual o mayor que la Constitución de 1999", agrega sobre el proceso que lideró Chávez al poco de ser elegido. Entonces, hubo una consulta previa y una elección directa y universal.

Ahora, no hubo referendo y se plantea una elección por sectores de población (estudiantes, pensionados, trabajadores, etcétera).

"En 1999 ya cambió bastante la estructura de poder, se convirtió en un país más presidencialista. Se pasó de la democracia representativa a una democracia directa y eso cambió bastante el rumbo de Venezuela", recuerda Smilde un proceso hace 18 años que dio inicio a lo que el chavismo considera como el fin de la Cuarta República y el inicio de la Quinta.

"Lo planteado ahora es más radical de fondo", coincide el consultor político Edgard Gutiérrez.

Para Smilde, el triunfo de Chávez en el referendo revocatorio de 2004, por el que salió fortalecido, fue otro gran momento de la historia reciente.

"Pero en esos dos casos el chavismo era popular, tenía apoyo, y ahora no lo tiene ni dentro ni fuera del país", dice Smilde sobre un oficialismo que ha perdido respaldo como consecuencia sobre todo de la severa crisis económica.

Esto se reflejó en el amplio triunfo opositor en las legislativas de 2015, últimos comicios en el país. El referendo revocatorio promovido por la oposición fue suspendido en 2016 y las elecciones regionales, previstas para diciembre de ese año, pospuestas.

Por ello, la participación este domingo es quizás el factor clave para el gobierno.

Smilde cree que el oficialismo ganará poder y "aplastará" a la oposición. "Pero no va a servir para subir su popularidad ni desarrollar un nuevo consenso", agrega.

¿Un estado socialista?

La Constituyente tiene como objetivo declarado modificar el sistema económico venezolano para dejar de depender tanto del petróleo, pero Smilde ve difícil que vaya a servir para mejorar una economía en caída libre.

"Lo económico va a empeorar, va a hacer que haya menos disposición de invertir, menos disposición a prestar dinero a Venezuela", prevé el analista a la vista del amplio rechazo internacional.

Otras metas de la Constituyente es "constitucionalizar los nuevos elementos de justicia severa en la lucha contra el terrorismo", término con el que el gobierno descalifica y acusa a parte de la oposición, y "constitucionalizar las comunas y consejos comunales".

Esto último hace temer a muchos la profundización del socialismo que ya buscó Chávez en la reforma constitucional de 2007, una de las pocas derrotas del chavismo en 18 años.

"Plantea una geometría muy distinta al estado federal", dice Smilde, que anticipa un "centralismo democrático estilo leninista".

"Las alcaldías y gobernaciones quedarían en un lugar marginal", agrega el politólogo Edgard Gutiérrez.

Sin límites

Por lo tanto, la Constituyente puede modificar Venezuela de manera decisiva, aunque se desconozca de momento el impacto.

"Nadie tiene la menor idea de cuánto dura ni cuáles son sus límites", dice Gutiérrez, que recuerda que no habrá "nada que esté por encima de esa figura".

Ni siquiera Maduro. Por eso será decisivo ver quién presidirá la trascendental Constituyente que se vota este domingo.

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