Los gringos, como nosotros, viven obsesionados con el clima. Tienen canales dedicados exclusivamente al tema, que cuando se avecina una tormenta, o una lluvia copiosa, le dedican una cobertura digna de Godzilla.

Pero además han perfeccionado un sistema de alarmas a los celulares, por lo que todo el mundo está enterado, lo que es entendible en un país donde los tornados, los tifones, las tormentas y las nieves han arrasado ciudades enteras. En Houston, por ejemplo, aún se recuerda con pavor la tormenta "Ike", que devastó el sector del puerto.

Pues bien, en mi celular, en los noticieros y, por supuesto, en el canal del tiempo advierten de una ola de calor en el sur y de tormentas en el norte, específicamente en Illinois y Michigan. Quiero ser específico: en mi celular, en una franja naranja en el borde superior, dice con majadera insistencia que sobre Chicago, esta tarde, habrá “monitoreo de inundación y posibilidad de fuertes tormentas eléctricas”. Eso dice.

No quiero pensar que escribo esto en el aeropuerto, a punto de embarcarme hacia Chicago. Prefiero creer que la tormenta y la inundación no serán más graves que la ausencia de Vidal, la lesión de Marcelo Díaz, la estrategia de Pékerman.

Que las dificultades nunca son suficientes y que lo que es verdaderamente trascendente es que las condiciones de la cancha no afecten la justicia del resultado o el normal desarrollo del juego.

Todo el resto se resuelve, aunque cueste imaginarse a un Chile arrollador como frente a México, considerando que él mediocampo está tan severamente herido.

Vidal es irremplazable y Díaz es el cerebro de este equipo, lo que obligará al grupo –ya acostumbrado a provocar asombro- a un nuevo esfuerzo extra. Y a Juan Antonio Pizzi a sorprendernos con la estrategia más adecuada para compensar las ausencias.

Anoche Argentina arroyó a Estados Unidos, que con tres titulares menos fue un cuadro desdibujado, timorato, inconexo, incapaz de detener a Messi y compañía.

En eso estamos. Pensando en que la selección provoca contaminación, según los monitoreos de la Intendencia. No se puede ver a "La Roja" y comerse un asado en junio, si le hacemos caso a las estadísticas, lo que es desolador. 10 de los 14 partidos jugados por Chile en el Mundial y las Copas América en los últimos tres años terminaron en Alerta, emergencia o pare emergencia. Es el clima, la ventilación y la vaguada costera.

El clima es así. Por eso no nos animamos a mirar cualquier pantalla, porque irremediablemente nos dirá que se viene la tormenta.  

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