AFP

La estrella brasileña Neymar, que se repone de una operación en un pie, fue blanco de una ola de críticas al compartir una foto en la que posa en su silla de ruedas para homenajear al astrofísico británico Stephen Hawking, fallecido este miércoles después de años combatiendo una enfermedad degenerativa.

"Tienes que tener una actitud positiva y sacar lo mejor de la situación en la que te encuentras - Stephen Hawking", escribió Neymar en Twitter, al citar una frase del científico que vivió décadas postrado en una silla de ruedas.

Acompañando el texto, el astro del club francés PSG compartió una imagen tomada en el patio de la lujosa casa de la costa de Rio de Janeiro donde se recupera de su lesión, en la que aparece sentado en su silla de ruedas con un mini-short y su pie derecho elevado.

Más tarde, Neymar colgó varios vídeos en Instagram donde, ya sin la silla, se le ve levantar pesas en un gimnasio, como parte de su entrenamiento para volver a los campos de fútbol hacia mayo.

"Chico, así es difícil defenderte", le escribió en Twitter @gustavocdp.

"Es el colmo del egocentrismo asociar la muerte de Hawking con uno mismo. La situación temporal de Neymar en silla de ruedas es profundamente menos grave que la situación de por vida que tuvo Hawking. Estoy seguro de que Neymar no quería hacer daño, pero, por favor...", dijo también en esa red Grant Wahl, reportero de Sports Illustrated.

"Con la muerte de Stephen Hawking, Neymar es, de hecho, el hombre en silla de ruedas más importante del mundo", ironizó la brasileña Ruth Romcy.

Hawking, considerado el científico más popular del mundo, falleció a los 76 años en la ciudad universitaria de Cambridge después de un deterioro de su salud en los últimos meses.

El defensor de la teoría del Big Bang desafió el diagnóstico de los médicos que, en los años 60, le dieron sólo un par de años de vida al detectarle una forma atípica de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que ataca a las neuronas motoras encargadas de controlar los movimientos voluntarios.

Esa enfermedad le fue dejando progresivamente paralizado, hasta el punto de que solo podía comunicarse a través de un ordenador que interpretaba sus gestos faciales gracias al único músculo que controlaba, el de la mejilla.

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