Gonzalo Higuaín ha logrado una triple hazaña esta temporada. Además de convertirse en el segundo futbolista favorito de Nápoles (nadie puede desplazar allí el mito de Maradona), ha superado un récord goleador histórico y, de paso, silenciado por un instante a sus detractores, especialmente en Argentina, que están convencidos de que este goleador no puede meter goles.

Goles importantes, dicen, los goles que ganan los partidos decisivos, como la final del Mundial o de la Copa América, o lo que sea realmente sabroso para el hincha.

Porque hay goleadores que meten goles y goleadores que no. Es así de simple para el entendimiento futbolero. O cierto entendimiento futbolero.

El récord de 36 goles lo consiguió con una espectacular media chilena.


Se trata de gente que no escucha razones ni se deja persuadir por datos concretos: los psicólogos dicen que tienen un "razonamiento motivado" porque solo atienden a lo que respalda su posición.

En una liga donde los goles son escasos históricamente, Higuaín marcó 36 esta temporada, superando el récord de 35 del sueco Gunnar Nordahl, del Milan, vigente desde 1949/50. Antes había dejado atrás la marca de otro argentino, Antonio Angelillo, del Inter, 33 goles en 1958/59.

Higuaín hizo 36 goles en 35 partidos jugados. Estuvo suspendido tres fechas y al parecer el descanso forzoso le dio ánimos: en sus tres últimos partidos marcó seis veces, 2 al Atalanta (2-1), 1 al Torino (2-1) y tres al Frosinone (4-0).

Estamos ante un centro delantero tradicional, de un tipo que antes era imprescindible y ahora no tanto. Esto se puede comprobar echando un vistazo a los valores de mercado de los futbolistas, tal como aparecen en el sitio Transfermarket.

Pero su puntería no siempre ha estado acertada, como lo recuerdan los aficionados de Argentina de su fallo en la final del Mundial de Brasil.

... y en la definición por penales en la final de la Copa América frente a Chile.


La lista está encabezada por Messi, seguido por Cristiano Ronaldo, Neymar y Luis Suárez, el primer centrodelantero en la lista. Los valores fluctúan entre US$130 millones y 96 millones.

El segundo centrodelantero en la lista es Lewandowski (noveno, US$74 millones) y a cierta distancia vemos una seguidilla de tres goleadores típicos, todos valorados en US$65m: Higuaín (14), Agüero (15) y Benzema (16).

El siguiente centrodelantero, en el lugar 25, es Pierre-Emerick Aubameyang, US$47 millones.

Higuaín no pudo igualar a Suárez como el máximo goleador en Europa, pero sus números son para algunos más relevantes que los del uruguayo.


Estos son los goleadores típicos vigentes. Los demás, comenzando por Messi, CR7 y Neymar (también Bale, Muller, James y Hazard), son aleros, segundos delanteros o medios ofensivos.

No es de extrañar que en el ánimo popular se esté desarrollando una predisposición en contra o al menos más exigente ante este tipo de jugador, cuyos errores son magnificados y sus aciertos ninguneados como si nada.

La ambigua relación de Higuaín con la afición se origina en sus primeras experiencias en el Real Madrid, donde llegó en 2007, a los 19 años, procedente del River Plate.

Esto coincidió con la marcha del incomparable Ronaldo Nazário, de modo que un sector de la hinchada, cebándose en la inexperiencia del chico y sus fracasos ante el arco, lo bautizó "Igualín".... igualín a Ronaldo, claro.

Higuaín llegó al fútbol europeo a los 19 años por la puerta grande cuando lo fichó el Real Madrid.


Poco a poco, a fuerza de coraje y goles, como no, dejó de ser "Igualín" y se hizo un hueco en la formación habitual del equipo blanco, compartiendo a partir de 2009 el puesto de centro delantero con Karin Benzema, el favorito de la dirigencia.

El presidente Florentino Pérez trajo a Benzema y rechazó instintivamente a Higuaín, adquirido durante la presidencia de Ramón Calderón, un enemigo acérrimo. La prensa adicta se hizo eco de esa desconfianza y comenzó a ridiculizar nuevamente al argentino.

Dadas estas circunstancias, para el Real Madrid fue un excelente negocio cuando, en el 2013, el Napoli del productor cinematográfico Aurelio De Laurentiis, dirigido entonces por Rafael Benítez, ofreció nada menos que US$46m por su pase, bastante más de lo que estaba dispuesto a pagar el Arsenal, que también estuvo interesado. (A Wenger le reprochan su prudencia con la bolsa.)

Con la camiseta blanca anotó muchos goles, pero nunca pudo terminar de convencer a un sector de la afición ni a Florentino Pérez.


Aunque no haga falta, digamos que la suerte de un goleador está estrechamente ligada a su relación con el entrenador de turno y la formación que este disponga en el campo para abastecerlo de buenas pelotas para su juego.

Las características de Higuaín son de un goleador "fantasma", un verdugo o asesino que reacciona instintivamente en el área, encontrando el espacio y el tiempo para ganar medio metro y dar el zarpazo, pero también puede rematar de primera, de media y larga distancia.

La organización táctica y el trato psicológico de Maurizio Sarri, su entrenador, encontraron inmediatamente eco en Higuaín, a tal punto que ha sido comparado con Luis Suárez, el "Pichichi" de la liga española con 40 goles.

En la comparación hasta sale ganando, porque es más fácil golear en España y además el uruguayo ha contado con el apoyo y los pases de gol de dos fenómenos como Messi y Neymar.

Una persona que fue clave en el gran año de Higuaín en el Napoli fue su entrenador, Maurizio Sarri.


Su rendimiento en el Madrid fue muy bueno (121 goles), aunque irregular, algo que hay quien achaca a la hostilidad presidencial.

En el Napoli, bajo la conducción de Benìtez, tuvo buenos momentos pero también una de esas experiencias ambivalentes que han marcado su trayectoria: en el partido final de la temporada 2014/15, ante Lazio, Higuaín marcó dos goles pero falló un penalti crucial; el resultado, 4-2 favorable al equipo romano, determinó que el Napoli quedara fuera de Champions League.

Otra vez corrió la frase hiriente: Higuaín no marca los goles que importan.

Pero esta temporada, ya bajo la conducción de Sarri (un exempleado bancario), los ha metido de todos los colores. En el último partido, ante el Frosinone (4-0) acertó un hat-trick. El último de los tres fue una maravilla: recibió de espaldas al arco, acomodó la pelota con el pecho y remató con una media chilena. La pelota se coló entre el travesaño y los dedos del portero.

Tal vez el gol más lindo que haya marcado.

La figura de Higuaín es idolatrada en Napolés...


Arsenal sigue necesitando un goleador de los quilates de Higuaín, pero el precio sería mucho más alto, a pesar de que ya tiene 28 años. Antonio Conte, que se sentará en el banquillo del Chelsea, es un admirador y abundan los rumores sobre la posibilidad de que Roman Abramovich devuelva a Diego Costa al Atlético y contrate al argentino, cuya forma ha sido crucial esta temporada.

Napoli terminó segundo, a siete puntos de Juventus, pero durante varias jornadas muchos creyeron que, de la mano (o el pie) de Higuaín, podría reverdecer los laureles logrados durante el reinado de Maradona.

A principios de diciembre el Napoli ganó 2-1 al Inter y quedó en la primera colocación de la Serie A, por primera vez en 25 años. La notable recuperación de Juventus moderó las expectativas.

... aunque todavía está lejos del amor que siente la ciudad por Diego Armando Maradona.


Lewandowski ha renovado con el Bayern, Dybala es imprescindible en Turín, Suarez está de luna de miel en Barcelona, Jackson toma el sol en China, Falcao aparentemente disminuido, Agüero vacilante, Ibrahimovic ya tiene sus años, Costa no sabe si quiere o no volver a Madrid...

Quedan pocos depredadores que siembren el pánico con su mera presencia. Kane, Vardy, tal vez Griezmann, ¿quién más, aparte del goleador que no puede, o podía, meter goles?

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