"Los sueños se hacen realidad", escribió Ansu Fati en Instagram la semana pasada, cuando entrenaba con el primer equipo del FC Barcelona. El domingo pasado, Fati debutó en la primera división de LaLiga Española. En la victoria 5-2 sobre el Betis Sevilla, fue sustituido al minuto 78 con un estruendoso aplauso desde las gradas. Después del pitido final, la superestrella Lionel Messi lo abrazó en el pasillo hacia los vestidores. Más que eso es casi imposible, porque Fati vivió su domingo "mágico" a la edad de sólo 16 años, nueve meses y 25 días. Esto lo convierte en el segundo debutante más joven en la historia del Barça, solo detrás del defensa Vicente Martínez, 18 días más joven en 1941.

Ansu Fati nació en 2002 en el estado de Guinea-Bissau, en África Occidental, pero también tiene pasaporte español. Desde 2013, el extremo izquierdo se forma en la academia juvenil del renombrado club FC Barcelona. Su contrato actual, que se extiende hasta el año 2022, estipula una comisión por transferencia de 100 millones de euros. Y ahora, su temprano debut en LaLiga, frente a casi 80.000 espectadores. "Creo que jugar en el Camp Nou por primera vez es impresionante, pero también puede ser intimidante", dice Johanna Belz, psicóloga deportiva de la Universidad Alemana del Deporte de Colonia. "La primera vez que te presentan frente al equipo, entre un gran aplauso, te hace sentir orgulloso y fortalece tu confianza en ti mismo. Pero también puede hacerte arrogante si has jugado con Messi y Griezmann, y luego tienes que volver a tu equipo juvenil".

Sin embargo, según Belz, Fati estaba bien preparado para ese día: "Fati ya ha jugado con la sub-19 y el segundo equipo del FC Barcelona. Así que conoce la cultura del club, el estadio, y probablemente ya has tenido contacto con los otros jugadores. Son buenas condiciones".

Bundesliga: excepción en la promoción del talento

El jugador más joven en la historia de la Bundesliga fue Nuri Sahin, que jugó por primera vez con el Borussia Dortmund en 2005, a los 16 años, once meses y dos días. Es posible que sea reemplazado por Youssoufa Moukoko en un futuro no muy lejano. El alemán de 14 años, nacido en Camerún, ya juega en el equipo sub-19 del BVB y, al igual que Fati en el FC Barcelona, está colmado de elogios.

En la liga alemana profesional, los menores sólo pueden ser utilizados en casos excepcionales, es decir, cuando se trata de promoción de talento. Los clubes de la Bundesliga deben presentar una solicitud a la Liga Alemana de Fútbol (DFL), los tutores legales deben estar de acuerdo, y un médico deportivo debe dar su visto bueno. En ese año, el jugador debe tener al menos 17 años de edad. Además, debe haber jugado para alguna categoría de la Selección Alemana, u otra selección nacional.

Johanna Belz dice que, desde el punto de vista de la psicología deportiva, no existe un límite de edad general que garantice un buen comienzo en el fútbol profesional. Siempre depende del jugador individual: "En la pubertad y en la juventud, los jugadores jóvenes ya tienen muchas áreas por desarrollar, como establecer relaciones, o alejarse de sus padres. Y luego está el deporte profesional. No solo se puede mirar el rendimiento, también hay que asegurarse de que se desarrollen bien personalmente, y de que se mantengan mental y físicamente sanos. Es un reto increíblemente grande".

Los problemas llegan cuando las cosas no van bien

Según Belz, las dificultades rara vez se presentan en el debut, sino más bien cuando las cosas no marchan del todo bien en el deporte: "¿Qué pasa en caso de derrota? ¿Cómo me comporto ante la prensa? ¿Qué digo, qué no digo? ¿Dejo que mis emociones me guíen o no?" Belz señala que la Asociación Alemana de Fútbol (DFB) ha obligado a los centros juveniles de los clubes de la Bundesliga, a emplear psicólogos deportivos para apoyar a los jóvenes jugadores. "Pero no puedes prepararlos para todo. El fútbol es un negocio que se mueve muy rápido. Algunas de estas decisiones son difíciles de tomar, incluso para los adultos".

Además, también puede haber "asesores o entrenadores que no representan necesariamente los intereses del joven futbolista, sino los suyos propios". Hay que proteger a los jugadores jóvenes de esto. Necesitan una buena red de personas en la que confiar: padres, amigos, compañeros de equipo y, dado el caso, un psicólogo deportivo".

Ansu Fati también experimentará otros días además del brillante domingo pasado. "La presencia mediática a la que está expuesto está aumentando. Quizás pronto se enfrentará a críticas del entrenador, de los demás jugadores, pero también de los espectadores. Tiene que compararse a sí mismo con jugadores de mayor edad, como Messi o Griezmann y hacerse valer contra ellos", dice la psicóloga deportiva, Johanna Belz. "No es fácil para un chico de 16 años encajar en un equipo profesional y ganarse la aceptación. Como regla general, no te sientes en las nubes por mucho tiempo".

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