Ahora que está de moda hablar de tal y tal cosa "del siglo", habrá que hablar de "la rivalidad del siglo": la de Messi y Cristiano, que es real, no como la rivalidad ficticia de Mayweather y Pacquiao.

Los aficionados al fútbol deberíamos dar las gracias a los caprichosos dioses del fútbol por habernos dado, al mismo tiempo, al argentino y al portugués.

Porque semana a semana estos monstruos se superan a sí mismos, espoleados por el ejemplo del rival.

Este fin de semana, por ejemplo, Messi marcó dos goles en una goleada 0-8 al Córdoba y además le cedió a Neymar la ejecución de un penal, que pudo ser el tercero, dejando el proscenio a Cristiano, que hizo tres al Sevilla en un disputadísimo 2-3.

Así, CR7 lleva 42 goles en la Liga, dos más que M10.

Y, de seguir a este ritmo, con tres fechas pendientes en el calendario, ambos podrían rozar y, con suerte, superar el récord histórico de 50 goles, logrado por Messi en 2011-12.

La pugna se prolonga ademаs en la Champions League: ambos llevan 8 goles esta temporada y un total de 75 durante sus respectivas carreras.

Esa cifra es histórica, ya que sólo Raúl se acerca, con 71 goles en 142 partidos europeos.

En promedio de goles "europeos" Messi (0,78) supera a Cristiano (0,66).

Y la igualdad podría romperse en los partidos de ida semifinales de esta semana: Juventus-Real Madrid, el martes, y Barcelona-Bayern Munich, el miércoles.

Rivalidad sin precendetes

No hay, en la historia del fútbol, ningún otro caso de una rivalidad tan estimulante, tan fructífera, que tanto placer haya dado a su público.

Estamos hablando de una coincidencia histórica que muy difícilmente se repetirá, porque los grandes, los auténticos cracks, capaces de acompañar a Pelé en su panteón, suelen crear su propia época y sofocan a los aspirantes.

La mayor rivalidad del fútbol es ficticia, ya que Pelé (ahora de 74 años) y Maradona (54) nunca se enfrentaron en un campo de juego y pertenecen a épocas diferentes: el brasileño estaba en su último año de su retiro dorado en el Cosmos cuando el argentino debutó en primera división.

Pero la dualidad es atractiva, tanto en fútbol como en muchas otras cosas. Pelé y Maradona atraen porque, a calidad semejante, unen personalidades y circunstancias muy diferentes.

El contraste es la chispa que enciende la rivalidad, y convengamos en que el cotejo Cristiano-Messi es casi tan acentuado como el de Maradona-Pelé.

Otro gran futbolista argentino, Alfredo Di Stefano, de estatura semejante a la de Pelé, tampoco se enfrentó al brasileño, aunque sus carreras coincidieron: La Saeta Rubia jugó en el Real Madrid entre 1953 y 1964.

Estas comparaciones sólo son legítimas si brotan del pueblo: los aficionados brasileños atesoran la rivalidad entre Pelé y Garrincha y pusieron sus nombres a los vestuarios del Maracaná ("Pelé" el de la visita, "Garrincha" el del local).

La verdadera rivalidad de Di Stéfano en España fue con László Kubala, el húngaro del Barcelona, injustamente olvidado en las listas de grandes jugadores que suelen confeccionar en otros países.

Ellos eran los mejores jugadores en España y representaban la porfía entre Madrid y Barcelona, pero a diferencia de CR7 y M10 se llevaban muy bien.

De Cruyff y Beckenbauer a Ronaldo y Batistuta

Otros dos grandes jugadores contemporáneos, el holandés Johan Cruyff y el alemán Franz Beckenbauer, actuaron en ámbitos diferentes.

Aunque ambos coincidieron fugazmente en el fútbol de Estados Unidos y también se enfrentaron en la final del Mundial de 1974, que Alemania ganó 2-1.

Gerd Müller, otro de los grandes del fútbol alemán, marcó el gol de la victoria ese día. Los alemanes atesoran la rivalidad de Müller (365 goles en la Bundesliga) con Klaus Fischer (268) y Jupp Heynckes (220), pero estos últimos nombres no tienen mucho poder de sugestión popular en otros países.

Y este es el defecto de este tipo de encuesta: con el tiempo, las rivalidades reales suelen perder su capacidad de fascinación.

Un ejemplo claro es el de Ronaldo (Nazário) y Gabriel Batistuta en Italia entre 1997 y 2002. El calcio era la liga de referencia entonces: los mejores jugadores militaban en clubes italianos y la audiencia internacional era multitudinaria.

Pero la memoria del fútbol es flaca y relativamente pocos recuerdan ahora el duelo de goles entre El Fenómeno y Batigol: Ronaldo siguió su camino y ahora figura en todas las listas de los mejores jugadores de todos los tiempos.

Una rivalidad auténticamente italiana es la de Francesco Totti y Alessandro del Piero, mientras que en Inglaterra mencionan dos también recientes: Steven Gerrard-Frank Lampard y Patrick Vieira-Roy Keane, que no tienen la solera que se le podría atribuir a la de Kenny Dalglish con Bryan Robson.

En Francia, los dos grandes de los últimos 30 años, Michel Platini y Zinedine Zidane, que no coincidieron en el campo de juego, están enlazados en una rivalidad ficticia, porque se disputan la primacía nacional.

La lista puede ser tan extensa como las preferencias de los aficionados.

Una de las "rivalidades" más duraderas del fútbol ha sido la de dos porteros que muy de tarde en tarde se encuentran, pero cuando lo hacen saltan chispas: Iker Casillas y Gigi Buffon… que casualmente se verán las caras mañana martes en Turín y, nuevamente, el miércoles 13 de mayo en Madrid.

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