AFP

River Plate conquistó por primera vez la Supercopa Argentina al superar a Boca Juniors por 2-0 (1-0), en el encuentro jugado este miércoles en el estadio Malvinas Argentinas, en Mendoza (provincia homónima, oeste).

En una final a todo o nada, el festejo quedó en manos del equipo 'millonario', que celebró su victoria sobre el actual líder de la Superliga con goles de Gonzalo 'Pity' Martínez (18, de penal) e Ignacio Scocco (75).

El triunfo de River llega en el momento que el equipo de Marcelo Gallardo más lo necesitaba, ahogado por los malos resultados en la Superliga, en la que está muy lejos de la pelea por el título, pero con esta victoria encontró alivio y una posibilidad para mejorar su imagen después de varias semanas.

Hasta aquí, la única final profesional entre ambos archirrivales se había disputado hace 42 años, en el Campeonato Nacional-1976, cuando Boca se impuso por 1-0.

En Boca fueron titulares los colombianos Frank Fabra, Wilmar Barrios y Edwin Cardona y el uruguayo Nahitan Nández, todos en un nivel menos que discreto, claramente por debajo de lo que suelen mostrar en la Superliga.

En River jugaron los uruguayos Marcelo Saracchi, Rodrigo Mora y Camilo Mayada, que ingresó en la segunda parte.

Determinado a dejar atrás varias semanas de amargos resultados, River se tomó muy en serio el partido y desde el arranque le opuso un férreo planteo a un Boca descolorido y vulnerable, que pronto quedó expuesto en un penal infantil que el colombiano Cardona le cometió a Ignacio Fernández y que 'Pity' Martínez envió a la red.

Recién en la segunda mitad Boca insinuó una mejoría y empezó a llegar con frecuencia sobre el área de River, pero no pudo con la seguridad del arquero Franco Armani, que agigantó su figura con un par de atajadas decisivas para conservar la diferencia.

Con Boca jugado en ataque, River elaboró un certero contraataque en el que Nacho Fernández buscó por la izquierda a Martínez, que eludió con facilidad a Fabra y envió el centro que Scocco envió a la red para sentenciar de una vez el superclásico.

Quedaba un rato, pero River encontró refugio en las manos del irreductible Armani y Boca naufragó en una serie de ataques sin la contundencia de otros encuentros, superado moralmente en una noche adversa, que le enciende de dudas el horizonte.

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