Arturo Vidal tiene una vida marcada por el sacrificio. Un jugador que desde muy pequeño debió ver cómo su madre tenía que sacrificarse para poder solventar los gastos de él y sus hermanos ya que no contó con el apoyo de su padre.

De ahí en más el actual jugador del FC Barcelona se juramentó llegar al profesionalismo para retribuir todo lo que hizo su mamá, darle una mejor vida y poder cumplir su sueño de vivir de su máxima pasión.

Así, y a punta de perseverancia se logró hacer un lugar en Colo Colo, donde en más de una oportunidad le pidieron que no regresara ya que no estaría considerado. Sin embargo, Arturo tenía una idea en su cabeza, y que nadie lo iba a frenar.

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La carga emocional del 23

"Arturo tenía 16 o 17 años cuando lo conocí. Yo escucho a la gente que sabe de fútbol, uno de ellos era el papá de Marcelo Espina, él me dijo que había un chico en la Sub 17 de Colo Colo y que lo vaya a ver", comentó Fernando Felicevich, su representante, a radio Bío Bío.

En aquella oportunidad reveló por qué Vidal decidió seguir su carrera con el número 23 en la espalda.

Y el motivo es que "Arturo quedó fuera en ese partido, era al que menos consideraban de su categoría. El año anterior se había ido a Melipilla, porque en Colo Colo le habían pedido que no fuera más y él insistía e insistía. Cuando salió, le dije eres el 23, el último del plantel. Por eso, cuando debutó, eligió ese número, para no olvidarse nunca, que era el último de esa Sub 17", sentenció.

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