El 29 de junio de 2002 el delantero Hakan Sukur anotó el gol más rápido de la historia en una Copa del Mundo. Sólo 11 segundo demoró en inaugurar el marcador en el duelo por el tercer lugar entre su selección de Turquía y la anfitriona Corea del Sur.

Casi 18 años han pasado desde aquella conquista que permitió la victoria por 3-2 de los “otomanos” y la obtención del bronce, su máximo logro en un Mundial. Sin embargo, de convertirse en héroe nacional, la vida del ex atacante ha dado un brusco giro.

[VIDEO] El gol más rápido en la historia de los Mundiales

Sukur, quien hoy tiene 48 años, debió salir de su país por motivos políticos. Desde aquel momento ha denunciado una persecución por parte del partido que lidera el presidente Recep Tayyip Erdogan

Actualmente vive en Estados Unidos y se gana la vida conduciendo un Uber en Washington. También vende libros para lograr sobrevivir, luego de un emprendimiento fallido hace algunos años con una cafetería en Palo Alto, California.

“Estoy empezando a trabajar ahora. No me queda nada en ninguna parte del mundo. Erdogan me quitó todo. Mi derecho a la libertad, el derecho a explicarme, a expresarme, el derecho al trabajo”, reveló en una entrevista al diario alemán Welt am Sonntag.

En 2011 Sukur ingresó al Parlamento turco por la formación política AKP, partido de Erdogan. Tres años más tarde renunció por supuestos escándalos de corrupción y su cercanía con el presidente se volvió una enemistad.

Partió a Estados Unidos en 2015 y al año siguiente un Golpe de Estado se llevó a cabo en Turquía en contra del régimen de Erdogan, pero sólo quedó en un intento. El gobierno culpó a Sukur de planificarlo junto al opositor Fethullah Gülen. Además el ex futbolista insultó a Erdogan a través de Twitter y eso le valió una orden de arresto en su contra, por lo que no puede regresar a su país. Por esos días, su padre fue encarcelado y más tarde liberado por un cáncer que afectó considerablemente su salud.

Con sus activos congelados, Sukur no puede hacer uso de sus bienes y eso lo obligó a emprender diversas labores en Estados Unidos. Primero la cafetería en California, que además de que no funcionó y debió cerrarla, no escapó a las represalias de Erdogan: una persona que visitó al ex atacante y se fotografió con él, fue encarcelada más tarde en su regreso al país.

Actualmente el ex futbolista, aún con el récord de máximo goleador histórico de la selección de Turquía con 51 goles y el segundo jugador con más partidos (112), pasa sus días detrás de un volante para ganarse su sustento, a la espera de que la situación mejore en Turquía para poder regresar.

Publicidad