Mo Farah fue llevado ilegalmente a Reino Unido cuando era un niño y lo obligaron a trabajar como sirviente.

La estrella olímpica reveló a la BBC que quienes lo sacaron de Yibuti, país de África oriental fronterizo con Somalia, entre otros, le dieron el nombre de Mohamed Farah.

Su verdadero nombre es Hussein Abdi Kahin.

Una mujer a la que nunca había visto lo sacó en avión desde Yibuti cuando tenía 9 años y lo obligó a cuidar a los niños de otra familia, afirmó.

"Durante años bloqueé lo que realmente pasó", dijo el atleta que ganó medallas de oro en los 5.000 y 10.000 metros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016.

El corredor de larga distancia había contado anteriormente que llegó a Reino Unido con sus padres desde Somalia como refugiado.

Sin embargo, en un documental de la BBC y Red Bull Studios que se emite este miércoles, reveló que sus padres nunca han estado en Reino Unido: su madre y sus dos hermanos viven en la granja de su familia en el estado separatista de Somalilandia.

Su padre, Abdi, murió víctima de una bala perdida cuando Farah tenía 4 años, en medio de la violencia civil en Somalia.

Somalilandia declaró su independencia en 1991, pero no es reconocida internacionalmente.

La mujer que se lo llevó dijo que iba a viajar a Europa para vivir con unos parientes.

El pequeño estaba "emocionado". "Nunca antes había estado en un avión", contó.

La mujer le recomendó que dijera que se llamaba Mohamed. Él dice que ella tenía documentos de viaje falsos que mostraban su foto junto al nombre "Mohamed Farah".

Cuando llegaron a Reino Unido, explicó, la mujer lo llevó a su apartamento en Hounslow, en el oeste de Londres, y le quitó el papel donde tenía los datos de contacto de sus familiares.

"Lo rompió y lo tiró a la basura justo frente a. En ese momento, supe que estaba en problemas", contó.

Farah dice que tenía que hacer las tareas del hogar y el cuidado de los niños "si quería tener comida en la boca".

Aseguró que la mujer le dijo: "Si alguna vez quieres volver a ver a tu familia, no digas nada".

"A menudo me encerraba en el baño y lloraba", afirmó.

Durante los primeros años la familia no le permitió ir a la escuela, pero cuando tenía unos 12 años se matriculó en el séptimo año en Feltham Community College.

Se le dijo al personal que Farah era un refugiado de Somalia.

Su antigua tutora, Sarah Rennie, le dijo a la BBC que Farah llegó a la escuela "despeinado y descuidado", que hablaba muy poco inglés y que era un niño "emocional y culturalmente alienado".

Ella contó que las personas que dijeron ser sus padres nunca asistieron a las actividades para familiares de los estudiantes.

El maestro de educación física de Farah, Alan Watkinson, notó una transformación en el niño cuando llegó a la pista de atletismo.

"El único idioma que parecía entender era el de la educación física y el deporte", indicó.

Farah dijo que el deporte era un salvavidas para él, ya que "lo único que podía hacer para escapar era salir y correr".

Con el tiempo le confió a Watkinson su verdadera identidad, sus antecedentes y la familia para la que se vio obligado a trabajar.

"El verdadero Mo"

El profesor de educación física se puso en contacto con los servicios sociales y ayudó a Farah a ser acogido por otra familia somalí.

"Aún extrañaba a mi verdadera familia, pero desde ese momento todo mejoró", apuntó el atleta.

"Sentí que me quitaron un gran peso de los hombros. Fue entonces cuando apareció Mo, el verdadero Mo".

Farah comenzó a hacerse un nombre como atleta, y a los 14 años lo invitaron a competir para las escuelas inglesas en una carrera en Letonia, pero no tenía ningún documento de viaje.

Watkinson lo ayudó a solicitar la ciudadanía británica con el nombre de Mohamed Farah, y esta le fue otorgada en julio de 2000.

En el documental, el abogado Alan Briddock le dice a Farah que su nacionalidad fue técnicamente "obtenida por fraude o tergiversaciones".

Legalmente, el gobierno puede eliminar la nacionalidad británica de una persona si su ciudadanía se obtuvo mediante fraude.

Sin embargo, Briddock explica que el riesgo de que esto suceda en el caso de Farah es bajo.

"Básicamente, la definición de trata de personas es el transporte con fines de explotación", le dice a Farah.

"En su caso, usted mismo se vio obligado como un niño muy pequeño a cuidar a otros niños pequeños y a ser un sirviente doméstico. Y luego les dijo a las autoridades pertinentes: 'Ese no es mi nombre'. Todo eso hace que disminuya el riesgo de que el Ministerio del Interior le quite la nacionalidad".

"Correr me salvó"

Farah dijo que quiere contar su historia para desafiar las percepciones públicas sobre el tráfico de personas y la esclavitud.

"No tenía idea de que había tanta gente que estaba pasando exactamente por lo mismo que yo. Simplemente muestra lo afortunado que fui", aseveró.

"Lo que realmente me salvó, lo que me hizo diferente, fue que podía correr".

La BBC se acercó a la mujer que llevó a Farah a Londres para conocer su versión, pero no obtuvo respuesta.

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