El París Saint-Germain (2º) cayó 1-2 en su cancha ante el Nantes (18º) y desaprovechó la opción de situarse líder, después de que el Lille (1º) hubiera igualado sin goles en Mónaco (4º), este domingo en la 29ª jornada del campeonato francés.

No obstante, la atención se centró en un hecho que no tuvo nada que ver con el partido, nisiquiera con el fútbol.

Los domicilios de dos jugadores del París Saint-Germain, uno de ellos el argentino Ángel Di María, fueron asaltados este domingo, mientras el equipo jugaba su partido en la capital francesa. Incluso, el medio Marca aseguró que la familia del jugador estuvo retenida por unos minutos por los asaltantes.

Di María, que acaba de renovar su contrato con el PSG, dejó el césped poco antes de la hora de juego, reemplazado por su compatriota Leandro Paredes.

A su salida, el argentino intercambió algunas palabras con el técnico Mauricio Pochettino, antes de irse directamente al vestuario.

"Tenemos la decepción por haber perdido tres puntos, pero el grupo estaba preocupado por cosas de las que probablemente ya están al corriente", dijo Pochettino en rueda de prensa.

"No es una excusa, pero hubo una bajada de energía inhabitual. Sí, hemos hablado con los jugadores pero no de lo que pasó futbolísticamente", añadió.

En cuanto al otro jugador del PSG afectado por un robo al mismo tiempo, según Marca correspondería al defensa brasileño y capitán del equipo, Marquinhos, aunque en su caso, el atraco habría ocurrido en la casa de sus padres.

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