Eliminado en 2021 en octavos de final por Novak Djokovic, el chileno Cristian Garin volvió a meterse el sábado entre los 16 mejores jugadores de Wimbledon y, "más suelto" ya sobre la hierba, asegura tener la "ilusión" de seguir ganando.

El tenista de 26 años y 43º del mundo, pasó a la cuarta ronda del Grand Slam sobre pasto imponiéndose por 6-2, 6-3, 1-6 y 6-4 en un difícil duelo con el estadounidense Jenson Brooksby, 34º del mundo.

"Las dos primera rondas jugué muy sólido y hoy ya obviamente que el rival era muy duro, de jugar puntos largos, pero siento que jugué muy profundo y eso me daba oportunidades de ser muy agresivo", analizó.

Se convirtió así en el último latinoamericano que sigue adelante en individuales este año tras la eliminación en tercera ronda del colombiano Daniel Elahi Galán. 

Su próximo partido será sin embargo complicado. 

Si el año pasado cayó en octavos de final contra Djokovic, seis veces campeón de Wimbledon, esta vez tendrá que medirse con el australiano Alex de Miñaur, 27º del mundo, que la semana pasada lo derrotó en primera ronda del torneo sobre hierba inglés de Eastbourne.

"Compitiendo bien"

Garín empezó mal esta temporada sobre el césped, cayendo también una semana antes en su debut en Halle, en Alemania. 

Sin embargo, "a medida que pasa el tiempo me voy sintiendo mejor", asegura.

"A pesar de que las semanas pasadas no tuve buenos resultados, sentí que trabajé muy bien. Los resultados no me acompañaron pero en entrenamiento me sentí jugando bien, ganando sets a gente buena, compitiendo bien", explica.

Llegó a Wimbledon con "un sorteo durísimo", programado en primera ronda contra el peligroso italiano Matteo Berrettini, finalista del año pasado y uno de los grandes favoritos.

Pero la suerte le sonrió: el 11º del mundo se retiró tras dar positivo al COVID-19 y el chileno jugó en su lugar contra el sueco Elias Ymer, 137º del mundo y repescado de la fase calificatoria, al que se impuso por 6-3, 7-5 y 6-4.

"Cambió un poco el panorama para mí y agarré confianza", admite con una sonrisa. "Necesitaba jugar partidos, sumar", afirma.

"Wimbledon es mi torneo favorito y estoy muy contento de estar ahí, entre los 16 mejores por segundo año consecutivo", dice el chileno.

No quiere adelantar un potencial resultado contra De Miñaur, "un rival durísimo" contra el que, reconoce, no se sintió cómodo en Eastbourne.

"Su juego es mucho contragolpe, es un jugador de los más rápidos del circuito" pero "cada partido es distinto", señala, pensando ya en plantearse la estrategia con su equipo.

"Independientemente del rival siempre tengo la ilusión de ganar, lo voy a preparar lo mejor posible y tratar de disfrutarlo porque así es como creo que juego mejor", afirma.

Esta es la primera vez que De Miñaur, de 23 años, llega tan lejos en Wimbledon y se limitó a desear que contra Garín "con suerte pueda jugar otro gran partido".

Mayor confianza

Campeón junior de Roland Garros en 2013 con solo 17 años, Garín nunca ha superado los octavos de final en un Grand Slam, estadio al que también llegó en 2021 en el torneo francés, que este año dejó en la tercera ronda.

La tierra batida es, como para todos los latinoamericanos y españoles, una superficie de predilección, a diferencia del complicado juego sobre hierba.

Aquí "hay a veces unos resultados muy raros que la gente no se lo explica, pero es porque la superficie es difícil y hay que aprender", explica.

Este es su quinto Wimbledon: en 2017, 2018 y 2019 no pasó de la primera ronda pero el año pasado llegó hasta un enfrentamiento en octavos con el entonces número uno del mundo Djokovic.

Y esta vez todo es posible: "El año pasado ya me sentí muy cómodo, este año en los primeros torneos no me sentí tan bien, pero desde que llegué aquí empecé a jugar más suelto, con menos expectativa".

"Estoy mejorando en esta superficie que no es muy común", dice con confianza.

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