A primera hora de este jueves, el senador de la UDI Claudio Alvarado sorprendió con un duro mensaje en su cuenta pública de Twitter. “Claramente anoche #Kast le dio una lección a #Sichel de cómo ir a buscar al electorado de derecha, además lo hizo con tranquilidad, pachorra, seguridad y con astucia. Si #Sichel y equipo insisten en “la vieja política” y lugares comunes estará con serios problemas hacia adelante”, dijo sobre el primer debate televisivo del miércoles, de cara a la elección presidencial del próximo 21 de noviembre.

El histórico militante gremialista y exministro de Sebastián Piñera lo hizo a “modo de alerta”, explica en conversación con T13.CL, porque le preocupa el constante desprecio del comando a los partidos. Los mismos, dicen, que lo hicieron ganar en la primaria presidencial. El análisis de Alvarado es tajante: hace ver que José Antonio Kast proviene del corazón del sector, mientras Sichel tiene origen en la centroizquierda, lo que puede ser peligroso para el abanderado oficialista.

“La intención de mi tuit fue expresar una preocupación personal en orden a que mi experiencia y mi trayectoria política me dice que perseverar en un trabajo de campaña presidencial marginando a los partidos políticos de la coalición, a los parlamentarios de la coalición, a los candidatos de la coalición, lo más probable es que con el paso de los días pueda generar problemas no deseados y que afecten finalmente a la candidatura”, comienza señalando.

¿Cree que Sebastián Sichel no está representando al electorado de centroderecha?

—Cuando uno es candidato de una coalición no puede en un debate dejar de dar respuestas básicas y elementales a las inquietudes del electorado, o de las personas que conforman esa coalición. Anoche yo sentí que quien estaba dando respuesta a un número importante de personas de Chile Vamos era José Antonio Kast. Para mala suerte de Sichel, en la primera vuelta él tiene un candidato que proviene del corazón de la coalición, que hoy día está en otro proyecto político, pero que tiene redes y afectos con dirigentes y personas de la coalición. Si esas personas, que son parte importante del electorado de centroderecha, no encuentran en Sichel respuestas satisfactorias a sus legítimas preocupaciones, van a irse a naturalmente en la primera vuelta a José Antonio Kast.

¿Cree entonces que existe un riesgo de que Sebastián Sichel no pase a segunda vuelta?

—No. Yo no tengo dudas de que Sebastián Sichel va a pasar a segunda vuelta, mi preocupación es cómo pasa y en qué condiciones pasa a esa segunda vuelta. Si llega con una coalición coordinada; si llega con una relación con los parlamentarios sin dificultades y con un trabajo en equipo; o si llega a duras penas con una diferencia marginal con José Antonio Kast, porque, en ese caso, mi temor es que esa estrecha diferencia en primera vuelta entre José Antonio Kast y Sebastián Sichel va a ser que la diferencia entre Gabriel Boric y Sebastián Sichel sea mucho más amplia y, por tanto, se afecte la opción de ganar la segunda vuelta. ¿Cómo Sichel piensa convocar en una segunda vuelta a lo que él llama la vieja política? ¿Cómo él va a convocar a aquellos que no consideró en la primera vuelta? El llamado es a reflexionar, a tener una mirada más de fondo y más estratégica. Si al candidato no le interesa, yo creo que es un problema.

¿José Antonio Kast podría pasar a segunda vuelta?

—Yo creo que los errores de Sichel puedan ampliar el techo de Kast. Y esa es mi preocupación.

—En el comando de Sebastián Sichel han recalcado que la primaria la ganó sin los partidos políticos, que estos están debilitados. ¿Deben cambiar de estrategia entonces para la primera vuelta?

—En la primaria los votos de Sichel provinieron de los militantes y de los simpatizantes de la coalición. Incluso me atrevería que esos votos representaron un 70%. El aporte de él con su discurso a su votación, si alguien hiciera un estudio, estoy seguro que no supera el 30%, por lo tanto, vamos entrando a una primera vuelta y si Sichel sigue con el mismo discurso, no le habla a la centroderecha, el sector puede elegir a José Antonio Kast. Si Sichel cree que, pasando a segunda vuelta, toda la centroderecha y la derecha tradicional va a salir corriendo a apoyarlo, yo le haría una advertencia, porque su candidatura no proviene del tronco de nuestra coalición. Legítimamente mucha gente puede decir ‘este gallo no me representa entonces no voy a votar’. Y ahí se acaba todo.

Quedan dos meses y hasta ahora la UDI ha estado ordenada detrás de Sebastián Sichel, a diferencia de RN. ¿Crece el peligro de desorden, el hecho de que el candidato oficialista reniegue de los partidos o de las ideas de derecha?

—La UDI es un partido que se caracteriza por su disciplina y en ese sentido es total y absolutamente respetuoso de los procesos que se dieron para llegar a esta opción de Sebastián Sichel. Por eso la UDI está comprometida, como partido, a desplegar su máximo esfuerzo para tener resultados positivos. Pero obviamente eso no significa, por parte del comando del candidato, desconocer, ignorar, o ningunear permanentemente el aporte de los partidos políticos, porque su votación en las primarias provino mayoritariamente de los partidos políticos.

Sichel le respondió a usted por su tuit y dijo que la vieja política hace eso, que creen que se trata de peleas entre la izquierda y la derecha, y lo llamó despectivamente como senador designado. ¿Qué opina?

—Él no entendió el sentido del tuit, porque el sentido del tuit es un llamado de atención. Es una alerta para decirle ‘ojo, pueden estar cometiendo un error’. Si él contesta con este discurso de la vieja política y que uno es senador designado, eso solamente da cuenta de que hay mucha soberbia.

¿Descarta que sus críticas provengan de rencillas antiguas en el gabinete con Sebastián Sichel? Me refiero a los tiempos en que se dio cuenta de una supuesta mala relación entre Sichel y Gonzalo Blumel, cercano a usted.

—Lo descarto absolutamente. Con Sichel, en el gobierno, no nos topábamos casi en nada, él estaba en Desarrollo Social, y yo hacía mi pega en el Congreso, por tanto, no puedo tener ninguna rencilla con él. Nunca tuvimos diferencias de opinión, porque los temas que él veía eran totalmente diferentes a los míos. Si alguien está diciendo eso, es porque no me conoce, porque lo que menos que yo tengo -y he dado pruebas de eso en mi trayectoria política- es pasar cuentas, nunca. En política siempre he actuado con un profundo sentido de responsabilidad y con mucha humildad.

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