Según reveló el medio, la madre del artista, Lilian Clark; sus hermanas, Estela y Laura, además de su tía Dora, acompañan diariamente al músico en la clínica Alcla de Buenos Aires. Ellas nunca han perdido la esperanza de que Gustavo Cerati despierte algún día.

Su día comienza a las 9:00 de la mañana cuando las enfermeras proceden a levantarlo y sentarlo en un sillón adaptado en su habitación. Es ahí donde recibe estimulaciones que lo ayudan a mover los músculos de su cuerpo.

Además, las profesionales lo visten con pantalones, polera y zapatillas.

Esta rutina de sentarlo se repite nuevamente en la tarde y se queda el sillón hasta las 20:00 horas aproximadamente.

El diario señala además que de vez en cuando es afeitado e incluso su amigo y peluquero Óscar Fernández, le ha cortado el pelo en más de una ocasión.

Sobre la seguridad, se sostuvo que la habitación de Cerati está absolutamente cerrada y se puede ingresar sólo con la huella digital, acción para la que solamente tienen autorización su madre y hermanas.

Estas importantes mujeres en su vida son quienes también deciden quién puede entrar y quién no a visitar al músico, en la pieza que no tiene salida al exterior y que cuenta con una ventana que da al pasillo.

La familia mantiene la esperanza de encontrar algún tipo de comunicación con él y, pese a que los médicos mantienen un constante monitoreo, aseguran que responde a algunos estímulos que hacen notar que podría estar escuchando a quienes lo rodean. Un ejemplo de esto es cuando la madre entra a la habitación y él mueve su cabeza, explican.

Otra instancia es cuando le piden que trague saliva y lo hace, o cuando escucha a algún amigo que llega a tocarle una canción. "Escuchar, escucha, lo que no sabemos bien es cómo lo procesa (...) Él tiene mucha fuerza, lo va a lograr", manifiestan sus cercanos.

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