Por Jaime Troncoso R.

-Chile enfrentará un plebiscito en el que decidirá si tiene una nueva constitución o no. ¿Creen ustedes que un voto a favor ayude a la economía o un voto en contra signifique mayores temores de los inversionistas?

-En mi opinión, la incertidumbre asociada al marco constitucional es perniciosa para la inversión. El no conocer las reglas de largo plazo lleva a que los procesos de decisión sobre ejecución de capex (gastos de capital) se demoren, a la espera de más claridad, de tener más información disponible. A nuestro entender, la Constitución que se presenta al voto no es perfecta ni mucho menos, es un texto maximalista, con normas que generalmente no se incluyen en una Carta Magna. Pero es claramente superior en cuanto a la protección de los derechos de propiedad y el marco al cual el inversor atiende que aquella presentada por la Convención y rechazada por el voto popular.

Ergo, a pesar de los potenciales defectos, cerrar el capítulo de incertidumbre constitucional creemos sería positivo para la inversión y el crecimiento. En caso de un nuevo rechazo, el riesgo es que se vuelvan a abrir nuevos procesos en un futuro no lejano, con el consabido rebrote de incertidumbre.

-La agencia S&P ha advertido que está en revisión la clasificación de riesgo por la falta de acuerdos políticos para llevar adelante cambios que son fundamentales para el país. ¿Creen que la falta de acuerdos políticos sí está afectando a la economía?

-Hay sin duda un ingrediente no menor en falta de acuerdos políticos en relación a reformas, productividad y crecimiento potencial. No es común que países del nivel de renta per cápita como Chile no se vean capaces de llegar a acuerdos sobre reformas como pensiones, tributarias, o la misma discusión constitucional. Hace años que Chile discute una reforma del sistema de pensiones, sin éxito. Pero simplemente aprobar reformas tampoco es sinónimo de mayor inversión. No solo es importante aprobar reformas, sino reformas consistentes con elevar el bienestar económico y social de la población en el mediano y largo plazo.

-¿Qué esperan para la economía chilena en 2024 en materia de crecimiento de la actividad?

-El crecimiento de la economía se frenó dada la necesaria corrección macroeconómica luego del sobrecalentamiento de la demanda doméstica en 2021-22. Pero el ajuste importante de la demanda doméstica ya se llevó a cabo. En los 10 meses que van de 2023, la economía (excluyendo minería) se ha expandido casi un 1,5% en términos anualizados, debajo de su potencial, pero positivo. Para 2024 esperamos un crecimiento anual cercano al 2%, más próximo a su nivel potencial.

-La inflación dejó de ser un problema para Chile. ¿Qué esperan?

-La inflación esperamos se siga desacelerando, a pesar de la sorpresa al alza de noviembre. Vemos la inflación cercana al 3,3% para finales de 2024. Subsisten algunos riesgos, como el factor geopolítico y potencial impacto sobre precios de materias primas. Por otro lado, China parece estar exportando deflación, lo cual ayuda en el corto plazo a la desinflación de bienes. Pero a mediano plazo, factores como el reshoring y nearshoring serian inflacionarios. Los bancos centrales seguramente bajen sus tasas de política, pero en forma cautelosa dado el marco global. Por ejemplo, esperamos que la Fed baje su tasa de referencia en 100 puntos base el año que viene.

-¿Qué esperan que haga el Banco Central en 2024?

-En el caso del Banco Central de Chile se espera continúe con la reducción de la tasa. La tasa real, léase la tasa de política deflactada por las expectativas inflacionarias a 12 meses, sigue muy alta en relación con el nivel actual de la inflación y las holguras. Un ciclo relativamente estable de corte de tasas seria lo óptimo, aunque los cambios recurrentes en el escenario global han forzado al directorio a variar el ritmo de reducción de la tasa. En todo caso, esperamos que la tasa caiga hasta niveles del 5,0% a finales de 2024, llegando a 4,5% en 2025.

– ¿Tienen preocupación por el nivel de deuda fiscal que alcanzará a 42% del PIB?

-Nosotros proyectamos la deuda bruta llegando al 44,2% del PBI hacia 2027, y la neta en 41,2%. Aun en estos niveles, superiores a lo delineado por la autoridad fiscal, Chile seguiría mostrándose como un país de endeudamiento relativamente bajo en la región. Sin embargo, estos mismos niveles si limitan el espacio fiscal, y genera cierta asimetría para con shocks externos, Los shocks negativos elevarían el costo de la deuda, lo que limitaría aún mas el espacio fiscal. De hecho, Chile es de los pocos países donde elevar el nivel de la deuda aparece como consistente con los objetivos de política, De allí la importancia de elevar la recaudación permanente, en caso de aumentar el gasto permanente.

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