Qué observar. El embalse Nueva La Punilla -región del Ñuble- una importante iniciativa de infraestructura hídrica del país, volvió a fracasar. El proyecto tiene una capacidad para almacenar 565 millones de m3. Con esto se puede asegurar el abastecimiento para 65.000 hectáreas y generar una reserva de 3,9 millones de m3 para consumo humano. La iniciativa también contempla la generación de energía hidroeléctrica.
- La licitación para su concesión fue declarada desierta el viernes pasado, cerrando así otro capítulo fallido en una historia que se remonta a 1920, cuando se propuso por primera vez.
- Con aprobación ambiental desde fines de 2010 y un presupuesto de US$ 433 millones, el proyecto ha atravesado por siete postergaciones en los últimos dos años y una licitación previa fallida con Astaldi.
- Hoy el gobierno busca retomarlo por vía directa con la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), pero sin garantías de que esta vez funcione.
Un fracaso persistente. El intento más reciente por concesionar la construcción, operación y mantención del embalse Nueva La Punilla concluyó sin recibir ofertas.
- La ceremonia de Recepción de Ofertas Técnicas y Económicas terminó con la declaración de licitación desierta.
- Desde el MOP explicaron que se propondrá ejecutar la obra mediante el DFL 1123 a través de la DOH, tal como ocurre con el embalse Zapallar, también en la región de Ñuble.
- “La continuidad del proyecto es prioritaria para el Gobierno del Presidente Boric y la Ministra de Obras Públicas”, afirmó la directora nacional de Obras Hidráulicas, María Loreto Mery.
- El proceso de licitación lanzado en noviembre de 2021 incluía 36 meses para mejorar la ingeniería y caminos antes de iniciar la construcción.
- Pero las demoras regulatorias, sumadas a la incertidumbre técnica y financiera del modelo, desincentivaron la participación privada.
- En abril, cuando expiró el plazo para consultas, se habían recibido 460 preguntas de interesados, sin que eso se tradujera en ofertas concretas.
Una historia que arrastra casi un siglo. La idea de construir un embalse en el valle del río Ñuble data de 1920. El proyecto comenzó su tramitación ambiental en 2004, obtuvo aprobación en 2010 y fue adjudicado en 2016 a la empresa italiana Astaldi.
- Pero la firma enfrentó problemas financieros y conflictos contractuales con el MOP, lo que llevó a la paralización de las obras y a una nueva licitación cinco años más tarde.
- Desde entonces, el proceso ha estado marcado por una serie de aplazamientos. Solo en los últimos dos años, el MOP postergó siete veces la apertura de ofertas.
- La Dirección General de Concesiones justificó los retrasos por cambios en las bases de licitación y la anulación de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) de la línea de transmisión asociada.
Una obra clave para la seguridad hídrica en Ñuble. El embalse Nueva La Punilla es considerado prioritario por su impacto potencial en el riego y el consumo humano de agua.
- Con una capacidad de almacenamiento de 565 millones de m3, permitiría asegurar el abastecimiento para 65.000 hectáreas y generar una reserva de 3,9 millones de m3 para consumo humano.
- Además, contribuiría a la amortiguación de crecidas y prevención de inundaciones.
- La iniciativa beneficiaría a comunas como Chillán, San Carlos, Coihueco, San Nicolás, Ñiquén y eventualmente San Fabián.
- Sin embargo, su ejecución sigue sin avances concretos.
- Si se materializa el traspaso a la DOH, el MOP espera iniciar obras antes de que finalice 2027, previa aprobación técnico-económica por el Ministerio de Desarrollo Social y el cumplimiento de varias etapas intermedias.
Oposición y falta de certeza jurídica. El proyecto ha enfrentado oposición de comunidades y ONGs medioambientales que cuestionan su impacto en ecosistemas y desplazamientos humanos.
- La anulación de la RCA de la línea de transmisión asociada es uno de los ejemplos de las barreras regulatorias que persisten.
- Por otro lado, los regantes del Ñuble, principales beneficiarios, habían manifestado previamente su inquietud ante la posibilidad de una nueva licitación fallida, recordando que en 2016 solo una empresa se presentó.
- Las dudas del sector privado frente a un proyecto de alto costo y complejidad persisten, pese a la urgencia hídrica.
- La falta de certeza respecto al entorno normativo y social en el que se desarrollaría la obra es un elemento que desalienta la inversión.