-¿Cuál es su mirada sobre el rechazo de gran parte del articulado de la reforma de pensiones?

-Está abierta la posibilidad de que en el Senado se apruebe una reforma de pensiones, obviamente, sobre bases distintas a las que propuso el gobierno en los distintos momentos de la tramitación. Lo segundo, es que aún estamos muy lejos del necesario consenso requerido para aprobar una reforma tan necesaria para los pensionados y para el país, que necesita empezar a cerrar temas claves para volver a crecer.

-¿Quiénes son los responsables de que la reforma haya sido “mutilada” en la Cámara, como han dicho algunos expertos?

-Desde siempre he creído que la estrategia negociadora pasa por un acuerdo amplio gobierno/oposición, que permita lograr un respaldo masivo a la reforma y que ello se refleje en una amplia aprobación parlamentaria. De lo contrario, si la reforma se aprueba o rechaza por unos pocos votos, existe un alto riesgo de que el tema siga abierto para futuras administraciones. Para ello tanto la coalición gobernante como la oposición deben estar dispuestos a transar y mostrar voluntad real de alcanzar acuerdos. Creo que un buen punto de partida sería partir por una disposición de escuchar la posición del otro sector y reconocerla como una posición de un interlocutor válido.

-Usted fue el primero en darse cuenta que algunos aspectos de las reforma previsional no podrían llevarse a cabo. Se sacaron las cuentas nocionales, por ejemplo. ¿Se presentó un proyecto a la rápida, sin consensos?

-No tengo información acerca de la profundidad de los análisis que se hicieron dentro del gobierno para llegar a presentar lo que finalmente se presentó. Lo que se vio desde afuera fue que el gobierno llegó con una primera versión de repartir el 6% en un 1% (empleo femenino), 2% (cuentas individuales) y 3% (reparto intergeneracional); y muy rápidamente, y casi sin solución de continuidad se propuso un 3% para reparto intergeneracional y 3% para cuentas individuales, con redistribución intrageneracional.

-La economista Andrea Repetto dijo en Duna que se “hizo una cosa como apuradita, desordenada, que ahora ya no sabemos que es lo que es la reforma de pensiones”. ¿Comparte?

-En lo personal prefiero contribuir a generar condiciones para que en Chile haya un acuerdo en materia de pensiones. Es importante en todo momento mantener la consistencia entre los distintos componentes de la reforma.

-¿En la etapa final se observó cierta improvisación para pirquinear votos en un tema tan importante como la jubilación de los chilenos?

-Prefiero no ser general después de la batalla.

-¿Qué cambios debería hacer el gobierno y cuál sería la fórmula?

-Creo que el elemento más importante dice relación con la estrategia negociadora, que creo que pasa por un acuerdo amplio con Chile Vamos. Respecto del contenido, el objetivo central de la reforma sigue siendo subir pensiones, instalar un seguro social con parte del 6% para compartir riesgos, tener una industria privada alineada con los objetivos de la seguridad social y que exista libre elección público/privada. Los guarismos y tecnicismos no son un fin en si mismo, y los objetivos se pueden lograr con creatividad y disposición a llegar a acuerdos.

Los aumentos de pensiones pueden ser menores a los planteados con la reforma original, y en combinación con la PGU. Se puede tener una entidad pública que compita con los privados en igualdad de condiciones (en coherencia con lo que quieren los chilenos), y se puede redefinir el rol de las AFP pero, por ejemplo, con un modelo de libre elección en el soporte.

-¿Tras el rechazo de gran parte de la reforma la ministra Jeannette Jara sigue siendo una interlocutora válida en la negociación que se avecina en el senado?

-Yo creo que sí, mientras la ministra Jara y el ministro Marcel gocen de la confianza del Presidente Boric, sin duda que estarán en el equipo negociador del gobierno. Y no tiene mucho sentido que la oposición se reste de conversar con los ministros designados por el gobierno para este fin.

Lo importante es el acuerdo, las pensiones, ese debiera ser el foco.

-¿Es factible que se apruebe una reforma previsional en el Senado?

-Está difícil que la reforma de pensiones se apruebe en el Senado. La elección de alcaldes en octubre deja poco tiempo para avanzar, y la experiencia muestra que varios meses antes de cada elección los avances legislativos en temas complejos se traban. La conversación debe empezar ya. El ministro Marcel dio una positiva señal cuando dijo que el gobierno no tiene líneas rojas. Ayudaría que el gobierno y su coalición reconozcan que la valoración cultural de las cuentas individuales subió fuertemente después de los retiros (paradoja de las paradojas, algunos lo hicieron pensando en golpear a la industria de AFP).

-¿Y respecto de la oposición?

-La oposición debe ser coherente en cuanto a subir la PGU, considerando siempre su financiamiento. Y también ayudaría pensar que está muy bien legitimar el rol de los privados en la seguridad social, pero buscar mecanismos para que operen en condiciones competitivas. Reconocer que los aumentos de pensiones a los actuales pensionados serán más limitados sólo recurriendo a la PGU. Y que las encuestas también muestran que los chilenos quieren libre elección, poder elegir entre un ente estatal o uno privado.

El fin de las AFPs no puedo ser un objetivo en si mismo. Lo principal es el incremento de las pensiones.

-¿En qué etapa se encuentra su situación judicial con el Ministerio del Trabajo?

-El juicio está bajo reserva por decisión del poder judicial. Lo respeto y lo comparto. En lo personal y familiar ha sido un período duro y complejo.

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