-¿Cómo se explica el triunfo de Milei como primera mayoría en las primarias presidenciales?

-Por un lado, cómo cambió el capitalismo, hay una economía tercerizada, la economía en negro creció mucho. Frente a eso era el peronismo en Argentina quien representaba a los trabajadores antes. Esto a Milei le cuesta mucho aceptarlo, pero hoy la cara de los trabajadores es Javier Milei. Entonces, ¿qué pasó con el peronismo? El peronismo se quedó con esa lógica, no sólo discurso, pero lógica de intervención de la realidad desde el Estado. En Argentina hay una sociedad mayor que ya el Estado no le llega.

Cómo le hablas de salud, educación y derechos a alguien que hoy ya no los tiene. Hoy vas a cualquier hospital del cono urbano, la gente se tiene que levantar a las tres de la mañana, para hacer cola de 10 cuadras, para ver si lo atienden. Comiéndose ese frío, para luego irse a laburar para ganar dos pesos y no llegan a fin de mes. Falló todo el instrumental del peronismo y ahí crece Milei. Hoy insultar a todo lo que parezca de izquierda, todo lo que parezca progresista se volvió redituable.

-¿Hasta qué punto?

-El norte y las expectativas en Argentina están bajas. La expectativa política tanto del Gobierno con (Sergio) Massa, o de la oposición con (Patricia) Bullrich son bajas. En cambio viene Milei, te vende estas soluciones mágicas. Se sube y grita: “vamos a dolarizar Argentina, vamos a volver a ser potencia, vamos echar a todos, vamos a prender fuego al Banco Central”. Todas cosas que son estrambóticas. Te puede gustar o no, pero hay algo ahí que sucede, que tiene una mística, un relato, un norte, un futuro atractivo; que un contexto donde está todo tan mal puede resultar interesante.

-Más allá de la caricatura y del título de tu libro, “El loco”, ¿cuál dirías que es el estado mental y emocional de Milei?

-Lo bueno y lo malo de Milei es que él es 100% transparente. Vos, lo que ves es lo que es. Cuando él dice algo, lo cree. Y yo creo que eso funciona. Él no interactúa o dice lo que las encuestas le dicen que diga. Él es genuino, para bueno y para lo malo.

Yo creo que eso es una característica que viene del día uno en su vida. De una vida muy difícil, que tuvo mucha violencia en la familia, de violencia física, sicológica, de bullying, de falta de amigos, falta de pareja. Que lo llevan al punto tal de convencerse de que su perro, Conan, no es su perro sino que es su hijo.

Hay que entender que cuando Conan muere, en el 2017, muerte que sigue sin aceptar ni admitir, no se le muere el perro, mruere el hijo. Muere su único hijo y muere una de sus poquísimas compañías. Milei pasó 15 años, Navidad y Año Nuevo, solo con el perro brindando con champán. Ese es el nivel de soledad que tiene Milei.

¿Cuál es el rol que cumple su hermana, Karina, no sólo en lo personal si no en su vida pública política?

-Se especuló mucho con la relación de ellos dos, porque en un momento Milei quiso hacer una broma, pero se entendió mal. Decía que la iba a poner de primera dama. Empezaron una serie de especulaciones extrañas.

Este es un misterio que en este libro se resuelve. La vida de Milei se ve que ha sido tan compleja. Bueno, Karina creció en la misma casa, no sufría la misma violencia, porque siempre fue más con Javier, pero sí fue una casa muy difícil. Entonces es casi lógico que en ese contexto se refugien el uno con el otro, que tengan una relación tan cercana.

Ella merece otro libro. Porque si bien Javier Milei viene teniendo roces con la primera línea de la política, de los medios, del empresariado por lo menos desde 2018, y antes también. Pero, Karina Milei, hace sólo dos años vendía tortas por Instagram y tiraba cartas del tarot. Hoy maneja un espacio político a nivel nacional porque ella es la figura. Es la operadora, la que le maneja la agenda, la que le decide dónde viaja, la que dice quién entra al espacio y quién se va, la que lo corrige cuando tiene que corregir. Es central en la vida de Milei.

-¿Y quién está detrás de los Milei? ¿Es un real outsider?

 No es un candidato del establishment, está lejos de serlo. De hecho el establishment le tiene pánico, o cierta desconfianza. En un momento hicieron un intento de acercarse con él, con la mesa chica, las 20 personas de más poder en Argentina y fue un fiasco absoluto. Pues el Milei que ven en los medios, es el Milei que es. Fue una reunión con gente que tiene miles de millones de dólares, más plata que países enteros de África. Fue e hizo lo mismo que hacía en la tele. Empezó a gritar, empezó a quejarse de la casta, etcétera, y no los convenció. Por el contrario, te diría que él tiene más arraigo en el campo popular que en el establishment.

 -En campaña se ve a muchos jóvenes apoyando a Milei, ¿qué tan determinante ha sido este grupo?

Lo de la juventud es impresionante. En encuestas que maneja La Libertad Avanza antes de las elecciones, decían que el 75% de los votos eran del sector etario de 16 a 25. Un grupo importante.

Yo tengo 31 años, por ejemplo, cuando yo tenía 18 años, el 80% de conocidos militaba en el kirchnerismo. Yo doy clases a chicos de 18 y hay sólo un kirchnerista. ¿Entonces qué pasó?

Primero que los que votaron ahora, con 16 años, nacieron en 2007, sólo conocen un índice de inflación de dos dígitos para arriba y cada año es peor. Es más difícil insertarse en el mercado laboral, cada vez es más difícil que con ese sueldo irte a vivir solo. De base es un contexto complejo.

Pero además el peronismo perdió la capacidad de seguir funcionando como correa para llevarse a los jóvenes. Yo creo que ahí hace mucha autocrítica de La Cámpora, la juventud del Peronismo. Los que la manejan hoy son los mismos que la manejaban el 2006 cuando nació, cuando tenían 30, ahora tienen 50 años. Hay algo de toda la juventud que no se sintió parte. Hay algo de eso en el fenómeno Milei.

-Fenómeno que nació en televisión. Era, y es, el favorito de los paneles de debate político y económico, ¿no?

-Eso que lo hace funcionar en los medios, es lo mismo que lo hace funcionar en la política, porque él es un personaje irresistible. Te puede gustar o no, pero lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia. A Milei es imposible serle indiferente. Te puede gustar o no, pero algo genera.

Cuando pongo a Milei en el título tiene más clics, cuando citas a Milei en un canal de televisión sube el rating. Milei es el político argentino, desde hace tiempo, con más seguidores en Instagram. Entonces hay algo con Milei, es un personaje irresistible más allá de te guste o no. Con los pelos largos, con la cosa rockera en un país muy rockero como es Argentina, con la campera de cuero, con los gritos. Bueno, eso lo hizo funcionar en los medios y es imposible desentir eso de su de su costado político.

-Y de cara a las Elecciones Generales del 22 de octubre, ¿crees que pueda perder algo de ese 30% que consiguió?

-No creo que Mieli baje votos. Te diría lo contrario. Milei, al no ser un candidato del establishment, no tenía ni capital suficiente para imprimir boletas. Hubo varias provincias donde el domingo a las dos o tres de la tarde se quedaron sin boletas porque se acabó, no porque se las robaron. Porque no había más. Corrigiendo ese detalle, estamos hablando de miles o millones de votos más. Y sobre el voto “bronca”, intento debatirlo un poco, porque bronca tenemos todos en Argentina, como cualquier país con problemas. Bronca también tienen los votantes de (Patricia) Bullrich, los votantes del Gobierno. ¿Por qué eligieron más a Milei si tenemos bronca todos?

-Y si no va a perder votos, ¿Milei tocó su techo electoral?

 –En el espacio (de La Fuerza Avanza) están hablando de 5 o 6 puntos más. Yo creo que puede ser incluso más, creo que puede ganar en primera vuelta.

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