-Este fallo concluye que Frei Montalva no fue asesinado después de casi dos décadas. ¿Cuál es su opinión sobre la solidez de los argumentos?

-Hay dos fallos unánimes de la Corte de Apelaciones y de la Corte Suprema, que establecen que no hay evidencias para poder hablar de un homicidio en el caso del ex presidente Frei. En el fondo, lo más importante que nos dice el fallo es que la justicia tiene que aplicarse conforme a las leyes y no puede condenar a las personas por supuestos delitos si no tiene pruebas para hacerlo. Es verdad que han pasado muchos años y puede que sea muy difícil confirmar un hecho de estas características. Evidentemente lo puede creer la familia Frei y una parte de la opinión pública, pero no ha sido comprobado.

-¿Le quedan dudas?

-Los fallos no dejan lugar a dudas. Lo que pasa es que la dictadura fue tan brutal que crímenes de este tipo son presumibles, por eso hubo esta larga investigación de 19 años. Pero no bastó para establecer evidencia respecto al homicidio.

-¿Se reivindica la figura de Patricio Rojas, quien incluso fue expulsado de la DC por no haber informado a la familia Frei de la autopsia realizada al exmandatario?

-En el caso de Patricio Rojas, personalmente, nunca creí que podría estar involucrado porque él era una especie de fanático de Eduardo Frei. Lo admiraba profundamente. Tenía fama de ser un freísta muy leal. Lástima que este fallo llegue después de su muerte.

-Fue una investigación que demoró 19 años, del juez Alejando Madrid, con dedicación exclusiva. ¿Eso pone dudas sobre la calidad de la investigación, por no haber logrado contundencia en la conclusión después de tanto tiempo?

-Probablemente por eso duró tanto tiempo, porque no tenía la certeza. A lo mejor el ministro Madrid se formó una convicción en ese sentido, pero no pudo probarla. Tanto la Corte de Apelaciones como la Corte Suprema no se formaron esa convicción de homicidio a partir de los hechos que Madrid aportó. Me parece que el fallo es muy contundente, en términos de que la justicia no puede asumir un homicidio sin tener las pruebas fehacientes que requiere por ley para poder hacerlo.

-¿Su padre era incrédulo sobre la idea de que el Presidente Frei haya sido asesinado?

-No voy a hablar por mi papá. No me parece. Eso sí, yo creo que todos teníamos dudas. La gente cercana a él también.

-La familia Frei también está un poco dividida por este tema.

-Sí. Un nieto suyo, Juan Pablo Beca, dijo que estos fallos reparaban una situación injusta. Él es hijo de Isabel Frei y de Juan Pablo Beca Infante, que es médico y que participó en esto y que siempre ha sostenido que fueron complicaciones médicas, no homicidio. Son personas muy cercanas y muy correctas también, entonces es difícil dudar de su honestidad. Y me parece que es natural que haya habido una división en la familia. Pero los fallos hay que respetarlos.

-¿Uste siempre tuvo dudas?

-Nunca tuve un convencimiento de que haya sido asesinado.

-¿Este caso se ha usado políticamente?

-No creo que esa haya sido la intención de la familia. Ahora, siempre estos casos pueden ser aprovechados políticamente, pero no fue el afán de la familia.

-Respecto al pasado, acaba de publicarse el libro sobre la Unidad Popular de su padre. ¿Por qué no quería publicarlo él estando vivo?

-No quería hacerlo porque era más importante construir la unidad en el mundo socialista y el mundo demócrata cristiano. Y mientras él estaba vivo, sentía que no contribuía a ello, sino que podía generar división. Pero terminó el libro, y después no habló más. Nosotros le decíamos: “publíquelo”. Y él decía: “No. Le falta algo”. Siempre tenía una excusa. Y después ya estaba más viejito y no hicimos nada para no incomodarlo.

Al final creo que se publicó en una coyuntura adecuada para poder aportar con una parte de la historia tal como la vivió un protagonista. Pensando por una parte en reivindicar el rol de la Democracia Cristiana, pero por otra parte en reivindicar la importancia de respetar el Estado de derecho. Toda la parte final tiene que ver con cómo se fueron abandonando las convicciones democráticas por un amplio sector de la sociedad.  Se hacía tan difícil llegar a acuerdos, poder construir una sociedad en común. Había tanto odio.

-¿Qué espera de esta conmemoración de los 50 años del golpe? ¿Considera que el gobierno ha sido un poco confuso, como han criticado algunos analistas políticos?

-Desgraciadamente ha sido muy confuso. Pero todavía es tiempo para que el gobierno pueda hacer algo importantes en esos días. Que permita unir a una gran mayoría en una afirmación de la importancia de la democracia, ya que la democracia hay que cuidarla. Y que los derechos humanos nunca tienen una justificación para no respetarlos plenamente Entonces creo que sobre esos dos aspectos, hay un consenso mayoritario en la sociedad. Por lo menos sobre eso debiera haber un acuerdo más amplio. Ojalá se lograra.

-¿Y sobre el 11 de septiembre, usted cree que el Golpe siempre es injustificable o tiene explicaciones?

-La historia puede explicar hechos y puede explicar cómo llegamos a un quiebre tan profundo de la convivencia como el 11 de septiembre de 1973. Eso es distinto a justificar. Uno puede decir: llegamos a tal nivel de violencia que terminó siendo inevitable, o a lo mejor era inevitable y no fuimos capaces de impedirlo. Pero decir que este fue un triunfo para ciertos sectores, un triunfo de la fuerza sobre la razón, eso no es justificable, pero se puede explicar.

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