Miles de personas salieron a la calle en Madrid este sábado para oponerse a que el gobierno local vuelva a permitir la libre circulación de vehículos por el centro de la ciudad, echando por tierra las restricciones medioambientales impuestas por la antigua alcaldesa, Manuela Carmena.

El conservador Partido Popular (PP), tomó las riendas de la ciudad este año, después de que Carmena, de tendencia progresista, no consiguiera los votos suficientes para renovar su mandato. Una de sus primeras decisiones ha sido suspender Madrid Central, un plan para combatir la contaminación en la capital española implementado en noviembre del año pasado.

Este consiste en limitar el tráfico en el distrito Centro de Madrid de manera que solo vehículos con etiqueta ambiental o que pertenezcan a residentes, ambulancias y servicios públicos pueden ingresar. Es una de las políticas estrella de Carmena, pero también uno de los principales blancos de crítica por parte de los conservadores.

Estas restricciones buscan mejorar la calidad del aire de la zona y los conductores que no las respetan se enfrentan a multas. Estaba previsto que estas prohibiciones se hicieran más estrictas en 2020.

Sin embargo, el nuevo alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que tomó posesión del cargo el pasado 15 de junio, decidió guardar el plan en un cajón. Cuenta con el apoyo de otros partidos: Ciudadanos, que se autodefine como una formación de centro, y Vox, de extrema derecha.

Pese a la intensa ola de calor, los manifestantes llenaron las calles de la capital para pedir al alcalde que reinstale Madrid Central.

Algunos manifestantes cantaban: "Sí, podemos. Yo sí quiero Madrid Central". Otros agitaban pancartas, una de ellas decía: "I want to breathe free" (quiero respirar libre).

Mariano Sánchez Bayle, un pediatra jubilado, le dijo al periódico El País que marchaba para "defender al pueblo" de la contaminación.

"La contaminación es uno de los mayores problemas de salud de la actualidad", afirmó.

"Tenemos que salvar [al planeta] empezando por los niveles más locales y pequeños, primero será el centro de Madrid", le dijo a la agencia Reuters la actriz Laura Martin, de 39 años.

Ella teme que el nuevo alcalde de Madrid busque debilitar las regulaciones medioambientales.

El esquema madrileño estaba inspirado en los de otras ciudades europeas como Londres, Estocolmo y Milán; cuyos gobiernos están intensificando sus esfuerzos por combatir la contaminación a medida que se incrementan las pruebas de los efectos dañinos de las emisiones de los vehículos.

Madrid Central castigaba con 90 euros (unos US$100) a los infractores.


Estudios de grupos medioambientales sugieren que este plan redujo los niveles de contaminación a mínimos históricos.

Uno de Ecologistas en Acción arrojó que los niveles de dióxido de nitrógeno - un contaminante emitido por los vehículos- alcanzó su punto más bajo en mayo desde que comenzaron a medirlo en 2010.

Pero pese a este supuesto éxito del esquema, Martínez-Almeida prometió revertir estas restricciones tras erigirse como alcalde.

Desde el 1 de julio, cualquier vehículo podrá entrar al centro de la capital mientras que su gobierno revisa cómo hacer que el plan sea "compatible con las necesidades de movilidad de los ciudadanos".

La Comisión Europea amenazó a Madrid con sanciones si no consigue cumplir con los estándares de calidad del aire.

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