La policía de Indiana, EE.UU, detuvo a un matrimonio acusado de provocar la muerte de su hijo de 12 años, quien llegó en estado grave y con señales de torturas a un hospital local. 

Según el medio BuzzFeed, Eduardo Posso era un niño de 12 años que vivía en Monroe (un condado del estado de Indiana en Estados Unidos) junto a su padre, madrastra y 3 hermanos menores de 9, 5 y 2 años. 

El pasado 23 de mayo, Eduardo llegó hasta el centro de salud IU Health Bloomington junto a su padre, donde los médicos pudieron constatar que el menor tenía graves heridas y signos de haber sido sometido a abusos prolongados, y desnutrición severa.  

El forense Joani Shields delcaró que "Eduardo estaba severamente demacrado, pesaba entre 50 y 55 libras (23 y 25 kilos), tenía 0% de grasa corporal y estaba cubierto de moretones", informó al medio.

El padre y la madrastra de Eduardo, Luis Posoo y Dayan Flores, le habrían negado la comida, lo golpearon y encadenaron. 

Posso y Flores trabajaban como promotores de un circo y viajaban por el país distribuyendo volantes, por lo que Eduardo, y sus otros tres hijos, fueron retirados de la escuela hace aproximadamente un año para viajar con ellos.

Brad Swain, policía del condado de Monroe, dijo que las torturas efectuadas hacia el menor eran frecuentes, pues los investigadores descubrieron signos de que sus muñecas y tobillos, habrían sido encadenadas. Así mismo, se encontró un collar eléctrico para perros en la habitación del motel donde vivía la familia.

La policía también declaró haber encontrado fotos y videos de Flores y los otros niños "entrando y saliendo del baño sin prestar atención al niño (Eduardo) que se encontraba atado". También encontraron una selfie de Posso posando con su hijo en pésimas condiciones. 

La detective Jennifer Allen, dijo que Eduardo "parecía ser un niño normal y feliz" hace aproximadamente un año, pero que "el año pasado las cosas se pusieron más graves".

Durante el interrogatorio, el matrimonio negó haberle retirado los alimentos a Eduardo, pero admitieron haber abusado físicamente de él, afirmando que lo hicieron porque se había "portado mal".

Ambos padres se encuentran en prisión con una fianza de $500,000 dólares cada uno y están acusados ​​de tres cargos de negligencia y uno de confinamiento. Posso también se enfrenta a una carga de violencia doméstica.

La policía está investigando si podrían enfrentar más cargos en los otros estados donde habían viajado.

Los otros niños están sanos y ahora se encuentran bajo el cuidado de servicios de protección infantil.

Las autoridades que trabajan en el caso expresaron cuán profundamente perturbadas están con el caso, la detective Allen expresó que: "Realmente no hay palabras para este tipo de abuso".

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