Alemania pondrá punto final el miércoles a un capítulo importante de su historia contemporánea, los 16 años de Angela Merkel en el poder, cuando el Parlamento alemán elija al socialdemócrata Olaf Scholz como canciller.

Merkel fue la primera mujer en dirigir Alemania. Gobernó durante 5.860 días, nueve menos que su mentor, Helmut Kohl.

El miércoles pasará las riendas de la primera economía europea a Olaf Scholz, que fue su adversario político pero también su vicecanciller y ministro de Finanzas.

Después de su victoria en las legislativas de finales de septiembre, Scholz será elegido por el Bundestag para dirigir una coalición inédita de tres partidos, formada mucho antes de lo previsto, por socialdemócratas del SPD con los verdes y los liberales.

Inmediatamente después, tendrá lugar el traspaso de poderes y el centro-izquierda regresará al poder en Alemania, algo que no ocurría desde el gobierno de Gerhard Schröder (canciller de 1998 a 2005).

 "Nuevo punto de salida" 

Pese a un balance lleno de luces y sombras, marcado por momentos memorables como la acogida de migrantes en 2015 y su aptitud para gestionar las crisis, pero también por la falta de ambición en la batalla climática y en la modernización de Alemania, Merkel sigue siendo una de las personalidades más apreciadas por los alemanes después de sus cuatro mandatos.

"Angela Merkel fue una canciller que tuvo éxito", elogió Olaf Scholz, homenajeando a una dirigente que "se mantuvo fiel a ella misma durante 16 años marcados por numerosos cambios".

El nuevo canciller, que ya se presenta como heredero de Merkel, quiere inyectar un nuevo aliento.

"Quiero que estos años signifiquen un nuevo punto de partida", dijo Scholz a la publicación alemana Die Zeit, afirmando que desea poner en marcha "la mayor modernización industrial" de la historia reciente "capaz de parar el cambio climático creado por el hombre".

Su gobierno promete también una política muy proeuropea, con el objetivo de "incrementar la soberanía estratégica de la Unión Europea" y mejor defender "los intereses europeos comunes".

La futura responsable de las Relaciones Exteriores, la ecologista Annalena Baerbock, pretende a su vez adoptar una línea más dura frente a regímenes autoritarios como China y Rusia.

El futuro gobierno no tendrá tiempo que perder. Su primer gran desafío será gestionar la nueva ola de coronavirus que golpea al país.

Scholz, experimentado pero poco carismático, quiere que se vote rápidamente la vacunación obligatoria, que podría entrar en vigor en febrero o marzo.

Esta medida radical, ya aprobada en Austria, tiene el visto bueno de dos tercios de los alemanes pero puede provocar el rechazo de una parte de la población, sobre todo en la ex-RDA.

Mientras tanto, Scholz, Merkel y las 16 regiones adoptaron la semana pasada nuevas restricciones que se dirigen sobre todo a los no vacunados, que no podrán entrar en lugares culturales, restaurantes y comercios no esenciales.

Ministros sin experiencia 

El nuevo canciller también va a tener que hacer frente a una situación económica poco favorable, hundida por un crecimiento menor que el previsto y por el retorno de la inflación.

Scholz y su ejecutivo, compuesto esencialmente por personas sin experiencia de gobierno en los ministerios, tiene una lista larga de tareas pendientes que no siempre despiertan el entusiasmo de la población.

El alza del salario mínimo, poner fin al carbón o el desarrollo de las energías renovables son aplaudidas, según un sondeo realizado el viernes por la cadena pública ARD.

Pero otras promesas de la coalición como la legalización del cannabis, la compra de drones armados o el derecho de votar a los 16 años generan un rechazo mayor.

Sobre el clima, donde el nuevo gobierno se jacta de tener "el programa más ambicioso que un gobierno alemán haya presentado", el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 ºC parece en este momento algo inalcanzable, según un estudio realizado por la Alianza climática alemana.

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